༒ FIVE ༒

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Nuevo ciclo escolar, digno de una fiesta de inauguración de la cual Yukhei se iba a encargar en compañía de su mejor amigo, Haechan, el cual no podía faltar, especialmente porque se llevaría acabo en casa de su abuelita, quien trataba a Yukhei como si fuera su nieto también. Para estos planes el castaño era el mejor, llegó primero que todos, para preparar el sonido, crear una pista en la estancia principal, llenar la hielera de botellas y botellas, pues el mismo se denominaba como el "patrocinador official."

- Vuelvo más tarde. -

- No olvides mi pedido especial. -

Haechan se quedó arreglando las últimas decoraciones, mientras que el más alto se dirigía a los barrios más oscuros y entrañables de la cuidad de la capital de Corea, luego de un par de arreglos había quedado cargado de droga, cocaína, marihuana, mentafetaminas, ácidos y demás. Los invitados finalmente habían llegado, no solamente habían asistido universitarios, si no también uno que otro infiltrado de escuelas de grados menores, el sonido se escuchaba genial, las ventanas parecían reventar, el lugar oscuro iluminado por luces rojizas le daban cierto toque sensual, cosa que hacía sentir a Yukhei satisfecho una vez regreso a su destino. Su presencia siempre se hacía notar, todos comenzaron a saludarlo y a llenarlo de esos afectuosos abrazos, con dificultad llegó hasta la barra de la cocina, apuntando de inmediato hacía Haechan con una sonrisa.

- ¿Las tienes? -

- ¿Con quién crees que estás hablando? -

El más alto tomó al pelirrojo por el cuello y comenzó a frotar con sus nudillos la coronilla de su cabeza provocando que este se quejara, luego de golpes y más golpes, se dispusieron a llenar una gran tina con saborizante de mora, para aquellos que no bebieran alcohol, cosa que era una completa estafa pues el resto vacío fue sustituido por botellas y botellas de vodka puro, más una cartera entera de Clonazepam, una vez disueltas las pastillas, ambos se dedicaron a repartir vasos de "jugo de mora" a todos aquellos que venían a disfrutar y no a embriagarse, sin saber que terminarían peor de lo esperado.

- Yuka ¿Ya me darás mi especial? -

Tiró Haechan como un pequeño del brazo de su mayor, quería lo prometido y esperaba accediera luego de ese apodo que usaba exclusivamente con el, el más alto puso sus ojos en blanco y lo guío hasta el rincón más oscuro del lugar, luego de mirar hacia los lados, sacó un blond, doblo este por la mitad, limpió la marihuana quitando sus ramas y semillas, añadió una línea de hachís [concentrado de THC] y una línea de cocaína, forjó su gallo y selló este con un poco de saliva.

- Aquí tienes y no me molestes más. -

Pateó su trasero y cada quien se fue por su lado, así jugaban siempre, al cabo de unos minutos, el pequeño Haechan andaba como loco por toda la casa, mientras que Yukhei tenía sobre sus piernas a otro de los más codiciados de la universidad, Jaehyun, con sus manos aferradas en sus buenos glúteos y su lengua ganando la batalla, bastó con un poco de palabrería y un poco de alcohol para que el de grado superior cediera a convertirse en su perra, poco a poco las manos de Yukhei se entrometían en la playera de Jaehyun inspeccionando cada pectoral, por la intensidad del momento, estaban dispuestos a subir al segundo piso en busca de una habitación, cuando de pronto se escuchó un estruendo.

- ¡Soy Naturo! -

Gritó el pelirrojo con todas sus fuerzas y corrió de esa forma tan característica, con sus manos hacia atrás y su cuerpo hacía delante, su rostro se fue directo hacia la mesa de adornos de su abuela, por lo que Yukhei fue directamente a su rescate.

- ¿Estás bien? -

Cuestionó preocupado por su amigo, debió haber pensado más antes de darle una dosis tan intensa, aunque el contrario reía y reía sin parar.

- Idiota, interrumpiste mi momento. -

Le ayudó a ponerse de pie y le dejó muy en claro que no tomara alcohol, pues terminaría en el más allá si no tenía cuidado, una mano tomó la de Yukhei y lo arrastró hasta la pista, un menor de edad llamado Chenle, de adorable aspecto, completamente apetecible para el más alto, Jaehyun ya había quedado punto y a parte, ahora solo se centraba en observar su culo moverse de lado a lado como un perra, mientras el resto bailaba alrededor suyo motivando al menor a continuar bailando así para el más alto, sería como un trofeo para el tener al menor en su cama, pero por el momento sus manos se apoderaron de sus caderas rozando estás contra su propio cuerpo.

Al cabo de unas horas, todos ya estaban bastante drogados con el supuesto "jugo de mora" la mayoría de habitaciones ya estaban ocupadas, el lugar estaba lleno de humo, Yukhei ni siquiera sabía con quién estaba ahora, solo sentía su cuello ser besado por dos personas y su cuerpo ser tocado por sus manos.

- ¡Yukhei! ¡Yukhei! -

El castaño regresó a sus cinco sentidos al escuchar ese grito de auxilio proveniente de su mejor amigo, estaba bastante preocupado, empujó persona por persona hasta encontrarlo con su cara pálida, creía que algo malo había sucedido con el.

- Te necesitamos. -

Con sus ojos suplicantes tiro de la muñeca del más alto y lo sacó hasta el patio de enfrente, en dónde había una gran rueda de personas, al llegar al centro encontró a un chico tirado en el suelo, sufriendo un ataque de asma por tanto humo y escaso espacio en el lugar.

- ¡Háganse a un lado! ¡Carajo! -

Las personas temerosas por la fama de su mal temperamento se hicieron a un lado, como si la droga en sus venas hubiera huido por el terror que sentía en ese momento, se postró sobre sus piernas y en sus rodillas recostó a el pequeño, desabrochó su chaqueta y con una toalla húmeda sobre su frente, comenzó a masajear sus cabellos, cualquiera que tuviera conocimiento sabría que eso no ayudaría, pero en este caso funcionó, la respiración de uno de los menores infiltrados se había regulado, se escabulló por el bien formado pecho del mayor y se acurrucó en este sollozando, el más alto más tranquilo lo rodeó con sus brazos, no imaginaba en el problema que se pudo meter por haber creado este lío.

- Ya todo está bien... -

Susurró contra su oído moviéndose suavemente de lado a lado, al escuchar su voz los ojos del menor se abrieron con cierto brillo, de inmediato acunó el rostro de su salvador entre sus pequeñas y frías manos quedando boquiabierto al ver se quien se trataba.

- ¿Yu- Yukehi...? -

- ¿¡Renjun!? -

Tú petición es mi deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora