⚠️ESTE CAPÍTULO PUEDE CONTENER ESCENAS NO APTAS PARA TODO PÚBLICO, LEE BAJO TU RESPONSABILIDAD⚠️
—Esto es lo más estupido que hemos hecho.
Sin embargo, mis palabras quedan en el aire mientras todos miran, extasiados, la tabla sobre el césped. Peter encontró una tabla ouija durante el baile anual de halloween, y con encontró, me refiero a que le quitó/robó a unos niños de primer año que estaban jugando con ella en el pasillo. Se ve bastante falsa, por cierto, pero aún así, me da cierto escalofrío pensar en usarla.
—¿No podíamos al menos jugarlo en un lugar cerrado? —inquiero, frotando mis manos contra mis brazos descubiertos. No pasa mucho rato hasta que Trevor se quita la chamarra de su disfraz para ponerla encima de mis hombros, sonriéndome. Suspiro, derrotada—. Bien, hagamos esto rápido.
Peter nos explica rápidamente las reglas del asunto, las cuales claro, leyó por internet. Ninguno puede sacar las manos del tablero mientras estemos jugando, siempre hay que finalizar el juego despidiéndose de la persona contactada y ese montón de cosas que seguramente ya has escuchado en una mala película de netflix.
Las posibilidades de que este pedazo de madera llegue a moverse, son prácticamente nulas, en mi opinión.
—¿Estás temblando? —cuestiona Peter, dirigiéndose a mi.
—Estamos a la intemperie, en la ciudad más fría del estado, de noche —aclaro, tomando un puñado de césped y arrojándoselo al chico. Peter se limita a sonreír, mirándome con diversión—. Claro que estoy temblando, Sherlock.
—Yo hablaba de miedo.
—No tengo miedo.
¿No hay a que tenerle miedo, no?
Peter me da una última mirada, con los ojos entrecerrados, antes de poner sus dedos encima del puntero en forma triangular, siendo imitado por los demás, segundos después. Un escalofrío recorre mi espina dorsal a penas toco la madera, pero me veo tranquilizada cuando Trevor Matthews deja en un suave beso en mi sien.
—¿Hay alguien con nosotros aquí? —pregunta el chico disfrazado de cazafantasma, logrando que todos ahoguemos una risa burlona—. Si pudiera levantar mi mano, no duden que estaría mostrándoles uno de mis dedos, idiotas.
—¿En serio te crees todo esto? —cuestiono.
—Soy el único que no tiene una cita hoy así que dame el gusto de comunicarme con espíritus, peaches —responde el chico, sin apartar la vista del tablero. Peter respira profundamente y cierra sus ojos, antes de volver a preguntar—. ¿Hay algún espíritu con nosotros esta noche?
Y cuando estoy a punto de burlarme para igualar el marcador, el puntero bajo mis dedos, comienza a deslizarse por el tablero hacia uno de los extremos, logrando que mi ritmo cardíaco se acelere. Cuando el puntero se detiene encima del "si" todos los participantes alzamos la mirada, simultáneamente.
—¿Peter?
—Lo juro por mi hermana, yo no fui —se defiende el castaño, mirándonos con ojos sorprendidos—. ¿Trevor?
—Yo ni siquiera quería jugar —se excusa el chico junto a mi.
Aún está la posibilidad de que haya sido Aurore, pero a juzgar por la expresión asustada que trae la chica, concluyo que ella tampoco ha movido el puntero. Todd tampoco es la clase de persona que juega con estas cosas, y dado que tampoco fui yo, esto ya se puso turbio.
—¿Podemos hacer cualquier pregunta? —inquiere Peter, nuevamente. Esta vez, el puntero permanece encima del "si" y no se mueve por un buen rato, así que tomamos eso como una respuesta—. ¿Moriré en un accidente de coche?
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Love, L
Ficção AdolescenteLisa es una amante de la escritura, pero sin duda, debió pensarlo mejor antes de escribirle una carta de amor a su crush. Porque a la mañana siguiente, cuando la carta amanece publicada en cada rincón de la escuela y Trevor Matthews busca desesperad...