Capitulo 6

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Luego de volver al fin de aquel viaje Juncell se separó del grupo de chicas para dirigirse a su habitación, situada en el castillo como miembro de los caballeros le otorgaron una habitación en el lugar donde vive junto a otros caballeros y sirvientes que sirven a la corona, al entrar a su habitación el moreno dejo escapar un pesado suspiro lanzándose sobre aquella cama la cual es demasiado pequeña para él aunque nunca se quejó del tamaño principalmente porque nunca durmió en tal cama, ventajas de no necesitar dormir.

Ahora sabiendo que no necesita dormir cabria preguntarse del porque se lanzo a aquella cama con tanto afán, bueno es debido a su estado mental, puesto que se encuentra agotado en aquel ámbito, debido a todas las reflexiones que tuvo tanto en la ida como en la vuelta de aquella misión, combinando aquello con la culpa que lo carcome debido a los evitables actos cometidos por el demonio cabra, se habían ido de aquel pueblo dejando mas un aura de derrota que de victoria y eso incluso ante las alabanzas recibidas a su llegada.

El demonio mato y devoro a los niños de aquel pueblo no sin antes abusar de ellos delante de sus propios padres, mismos padres que bajo su control se vieron en la obligación a hacer cosas inmundas para satisfacer la perversión de aquel vil ente, Juncell no podia impedirse pensar en que pudo haber evitado todo si tan solo hubiera puesto atención al echo de que no absorbió el alma del demonio la primera vez que lo derroto, era la primera vez que aquello le pasaba y por mucho que pudiera buscar mil excusas prefirió simplemente decirse a si mismo que esa sería la última vez.

El moreno paso varias horas tirado en aquella cama no durmiendo tan solo pensando, eso hasta que considero que ya era hora de solo continuar, se levanto de aquella cama y salió de la habitación, vestido con su vestimenta habitual de Agdayne este comenzó a patrullar como tenia la costumbre de hacerlo siempre, sus compañeros seguro cansadas por el viaje se encuentran en reposo pero visto que el no necesita tal cosa prefirió mantenerse atento y dar un paseo por la ciudad y al mismo tiempo patrullar.

Pero su plan de un paseo solitario se vio interrumpido por la presencia de la reina la cual se acoplo a su caminata sin dificultad y comenzó a caminar junto a el con calma, el moreno poso sus carmesí ojos sobre el cielo nocturno ha sabiendas de que no son horas para que la reina siempre ocupada de Feoh decidiera salir a pasear, aunque obvio el no es quien para decir eso así que se mantuvo en silencio y siguió caminando, la reina hizo lo mismo.

Horas pasaron y el dúo compuesto por el no muerto y la reina se movían entre las calles de Feoh con calma en un simple paseo nocturno que si no fuera por el tamaño del moreno y el cargo de la rubia seguramente pareciera un paseo de una hermosa pareja, si se ignora el echo de que desde el principio ninguno le ha dicho nada al otro.

- ¿Mi presencia es tan agradable que no necesita de palabras para entretenerse Juncell? - Pregunto la rubia manteniendo su tono sereno.

-Me agradaría decir que si, pero usted transmite mas un aura de estar tramando algo, lo cual no es mucho de mi agrado, los subterfugios nunca lo fueron- Por primera vez la reina pudo escuchar el tono de voz exasperado del moreno, se siente que tuvo una muy mala semana.

Aquel tono de voz no fue mal tomado por la reina la cual ya tuvo su reporte de parte de su hija la cual no dejo ningún detalle fuera ni siquiera el hecho de que el caballero de gran estatura pareciera decaído -Supongo que eso se debe a su antigua vida...todo era mas simples...me refiero a en cuanto ha objetivos, solo matar lo que se pongan delante, sin vidas inocentes que salvar, sin tramas que resolver- si bien al principio ella hacia clara ilusión al estado del moreno ante la perdida de vidas inocentes por su inatención lo segundo fue algo mas sutil.

-Sin necesidad de que le hable ya comprendió mucho de mí, eso de cierta forma fuerza mi admiración al igual que mis sospechas hacia usted, es una mujer misteriosa Dama Eliza- la reina sonrió escuchando aquellas palabras, se detuvo delante de un banco y le hizo seña al moreno de sentarse junto a ella.

Señor OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora