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( XII )

Los días transcurrieron tras la última conversación de Kim Yerim, quién permaneció decidida con su elección y consiguió así poder comunicarse con la amiga de Irene. La compositora totalmente emocionada por el próximo encuentro que tendría con la canadiense fue apuntando sus ideas, tratando de no llegar sin nada a la cita acordada pero, eso sí, evitando mencionar algo al respecto a su mejor amiga porque aún creía que estaba sensible con el tema de su fanática.

Yeri consideraba que aquello era una total exageración por parte de Joy, ya que ésta solo estaba comenzando a encapricharse con su fan y por el solo hecho de que esa chica se haya logrado preocupar tanto por ella hasta el punto de enviarle regalos que ni su propio novio ha realizado.

—Esa chica está loca, en serio. — musitó para ella conforme seguía caminando a un paso calmado entre la gente.

La joven siguió con sus ideas, mirando hacia el frente y sin un punto fijo hasta que la figura de su cita de ese día apareció sin más en su campo de vista. Yerim cesó sus pasos para cuando la distancia era escasa, esbozó una pequeña sonrisa e hizo una reverencia para la mayor; cuya fue respondida por la castaña, ésta con vergüenza y nervios, se inclinó por un poco más de tiempo hasta alzar su vista y clavarla en la menor.

—Yerim-ssi, es un gusto conocerte. — saludó Wendy con ese tono enérgico en su voz, sonriéndole inmediatamente a la de porte más serio.

En su mente, la joven compositora no pudo negar la belleza que la fanática poseía, y tan firme era su idea ante ese hecho que sus mejillas se tiñeron un poco en un tono rojizo, avergonzándose al sentir ese pequeño calor en su rostro. Le fue necesario tratar de evadir ese percance con una señal rápida hacia la cafetería.

—¿Entramos, Wendy-ssi? — preguntó sin mirarla, manteniendo su gesto y esperando oírla.

—Por supuesto. — se aproximó a la puerta del local, abrió esta y observó inmediatamente a la menor para así cederle primero el paso. —Pasa primero, por favor. — añadió, nuevamente, su sonrisa cautivadora a ese gesto suyo. —Yo iré después.

Kim se avergonzó aún más, tanto que tuvo que ingresar con apuro al local para tratar de enfocarse en su motivo de esa asistencia.

Wendy ingresó tras de ella y con emoción, sabía que algo bueno se acercaba con la invitación de una de las compositoras actualmente conocidas en el medio. La mayor con calma llegó hasta el lugar donde la menor había tomado asiento, ella también se acomodó y aún animosa, acomodó educamente sus manos sobre su regazo.

—Dime, ¿Por qué me elegiste? — preguntó con un poco de vergüenza, su voz se había quebrado un tanto y todo por causa de sus nervios. —Cuando Irene eonnie me lo dijo, yo, uh... — río aún nerviosa. —No me lo creía para nada.

—Te escuché cantar. — dijo tras un pequeño silencio, asintiendo en ello. —Tienes una muy buena voz, y apenas reconocí eso, muchas ideas llegaron a mi mente. — volvió a asentir, dando firmeza y autenticidad a sus palabras. —Sé que puedes sentirte incómoda porque, bueno, mi mejor amiga es aquella persona que tú admiras pero quiero que respetes que yo-.

—Disculpa, — cortó de repente la mayor con un apuro en su voz, cambiando también el gesto en su rostro. —me animo a interrumpirte y cortarte porque quiero asegurarte que aunque yo ame a Park Sooyoung, — dijo con una pasión en lo último, claro que se reconocía como aquella de un fanático cualquiera. —no pienso involucrar esto con lo laboral. No pienso aprovecharme del hecho que tú seas la mejor amiga de Joy para lograr encuentros o algo de esa índole. — asintió con seguridad, habiendo dejado atrás ese tono nervioso en su voz. —Soy profesional, antes que nada.

Yerim quedando en silencio, se sorprendió totalmente al ver dicho cambio en la extranjera. De verdad, ella había conseguido dejarla totalmente anonadada.