Enfrentamiento en la Cámara de los Secretos

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POV: Draco 

Estaba en la sala de requerimientos, iba a bajar en la cámara de los secretos. Cass y Ginny habían desaparecido, Snape me había llamado a decírmelo, ya le había escrito a papá sobre lo que había ocurrido, pero debía saber qué es lo que había ocurrido realmente.

Bajé las tuberías y me choqué con el lodo del piso, y...

- ¿Potter? ¿Ronald? ... ¿Profesor Lockhart?

- ¿Malfoy? - me dice con incredulidad Potter

- ¿Cómo llegaste? - me pregunta Ronald

- ¿Y si dejamos de hacer preguntas y rescatamos a las niñas? - digo con impaciencia

- Recuerden - dijo Potter en voz baja, mientras caminábamos con cautela - al menor signo de movimiento, hay que cerrar los ojos inmediatamente.

Pero el túnel estaba tranquilo como una tumba, y el primer sonido inesperado que oyeron fue cuando Ronald pisó el cráneo de una rata. Haciendo un esfuerzo para no imaginarme el aspecto que podría presentar Ginny si la encontraban, acepté que Potter fuera marcándonos el camino. Doblamos una oscura curva.

- Harry, ahí hay algo... - dijo Ronald con la voz ronca, cogiendo a Potter por el hombro.

Se quedaron quietos, mirando. Solo podía ver tan sólo la silueta de una cosa grande y encorvada que yacía de un lado a otro del túnel. No se movía ¿El basilisco estaba muerto?

- Quizás esté dormido - musitó Ronald, volviéndose a mirarnos.

Lockhart se tapaba los ojos con las manos. La luz iluminó la piel de una serpiente gigantesca, una piel de un verde intenso, ponzoñoso, que yacía atravesada en el suelo del túnel, retorcida y vacía.

- ¡Caray! - exclamó Ronald con voz débil.

Algo se movió de pronto detrás de ellos. Gilderoy Lockhart se había caído de rodillas.

- Levántese - le dije con brusquedad, apuntando a Lockhart con su varita.

Lockhart se puso de pie, pero se abalanzó sobre Ronald y lo derribó al suelo de un golpe. Potter saltó hacia delante, pero ya era demasiado tarde. Lockhart se incorporaba, jadeando, con la varita de Ronald en la mano y su sonrisa esplendorosa de nuevo en la cara.

- ¡Aquí termina la aventura, muchachos! - dijo- Cogeré un trozo de esta piel y volveré al colegio, diré que era demasiado tarde para salvar a la niña y que vosotros dos perdisteis el conocimiento al ver su cuerpo destrozado. ¡Despídanse de sus memorias!

Levantó en el aire la varita mágica de Ronald, recompuesta con celo, y gritó:

- ¡Obliviate!

La varita estalló con la fuerza de una pequeña bomba. Potter y yo nos cubrimos la cabeza con las manos y echamos a correr hacia la piel de serpiente, escapando de los grandes trozos de techo que se desplomaban contra el suelo. Enseguida ví que nos habíamos quedado aislado y teníamos ante nosotros una sólida pared formada por las piedras desprendidas.

- ¡Ron! - grito Potter - ¿Estás bien? ¡Ron!

- ¡Estoy aquí! - La voz de Ronald llegaba apagada, desde el otro lado de las piedras caídas - Estoy bien. Pero este idiota no. La varita se volvió contra él.

Escuché un ruido sordo y un fuerte «¡ay!», como si Ronald le acabara de dar una patada en la espinilla a Lockhart.

- ¿Y ahora qué? - dijo la voz de Ronald, con desespero - No podemos pasar. Nos llevaría una eternidad...

En el techo habían aparecido en él unas grietas considerables ¿Y si se derrumbaba todo el túnel? Hubo otro ruido sordo y otro ¡ay! provenientes del otro lado de la pared. Estaban malgastando el tiempo. Ginny y Cassie ya llevaban horas en la Cámara de los Secretos.

1) Cassiopeia Malfoy y la cámara secretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora