1) Cassiopeia Malfoy y la cámara secreta

Entrenamiento fallido

POV: Cassie

Traía mi cabello en una alta coleta, con mi mechón platinado afuera, y mi hermosa túnica de quidditch. Estaba muy emocionada, era primer día de entrenamiento con el equipo, estaba a poco de dar saltitos con mi nueva Nimbus 2001, Ginny estaba a mi lado, le había prometido que le prestaría mi escoba y, si alguien se lastimaba, hablaría con mi padre para que fuera el reemplazo número uno, aunque primero tendríamos que ver que tal vuela.

Nos asomamos al campo de quidditch y vimos las figuras de gryffindor entrenando. Uno de ellos le dice algo como "están aquí en persona"

- Flint - gritó el capitán de gryffindor, a nuestro capitán - es nuestro turno de entrenamiento. Nos hemos levantado a propósito. ¡Así que ya podéis largaros!

- Hay bastante sitio para todos, Wood.

Las tres chicas del equipo también se habían acercado. No había habido chicas entre el equipo de Slytherin antes de que yo ingresara, pero estaba al fondo de la piña frente a los de Gryffindor que miraban burlonamente a Wood. Yo no veía nada, mucho menos ellos me verían a mi, a Draco, o a Ginny.

- ¡Pero yo he reservado el campo! - dijo Wood, escupiendo la rabia - ¡Lo he reservado!

- ¡Ah! - dijo Flint - pero nosotros traemos una hoja firmada por el profesor Snape. «Yo, el profesor S. Snape, concedo permiso al equipo de Slytherin para entrenar hoy en el campo de quidditch debido a su necesidad de dar entrenamiento a la nueva buscadora y el nuevo cazador»

- ¿Tantos años con el mismo equipo y ahora tienes a dos nuevos? - preguntó Wood, preocupado - ¿Quiénes son?

Los cinco corpulentos jugadores de quidditch se abrieron, dejándonos ver a mi y a Draco, Ginny se siguió ocultando tras los demás.

- ¿No son los hijos de Lucius Malfoy? - preguntó Fred, mirándonos con cierto desagrado, yo no lo hubiera hecho diferente ¿Qué cosas estaban pasando por su cabeza al ver a los dos hijos de Lucius Malfoy, una sin edad para ingresar, en el equipo de quidditch?

- Es curioso que menciones al padre de los Malfoy - dijo Flint, mientras el conjunto de Slytherin sonreía aún más - Déjame que te enseñe el generoso regalo que ha hecho al equipo de Slytherin.

Los siete presentamos nuestras escobas. Siete mangos muy pulidos, completamente nuevos, y siete placas de oro que decían «Nimbus 2001» brillaron ante las narices de los de Gryffindor al temprano sol de la mañana.

- Ultimísimo modelo. Salió el mes pasado - dijo Flint con un ademán de desprecio, quitando una mota de polvo del extremo de la suya - Creo que deja muy atrás la vieja serie 2000. En cuanto a las viejas Barredoras... - sonrió mirando desdeñosamente a Fred y George, que sujetaban sendas Barredora 5 - mejor que las utilices para borrar la pizarra.

Durante un momento, a ningún jugador de Gryffindor se le ocurrió qué decir. Draco sonreía con tantas ganas que tenía los ojos casi cerrados, yo me limitaba a estudiar las reacciones del bateador de Gryffindor, aunque me preocupa que crean que compramos nuestros lugar. Realmente fue un obsequio de mi padre, cuando se enteró que Flint nos quería en el equipo. Draco y yo fuimos entrenados por Flint en el verano pero, como éramos muy buenos, no tardó en decir que entraríamos en el equipo sin lugar a duda. A mi padre no le costó nada convencer de que mi talento en quidditch valía, a pesar de ser muy joven, aunque Snape cuidaría mi escoba cuando no esté entrenando y, si pierdo el primer partido, me sacarían del equipo

- Miren - dijo Flint - Invaden el campo.

El hermano de Ginny, y Granger cruzaron el césped para enterarse de qué pasaba.

- ¿Qué ha ocurrido? - preguntó Ronald a Harry - ¿Por qué no juegan? ¿Y qué están haciendo estos aquí?

- Soy el cazador de Slytherin, Weasley, y mi hermana es la nueva buscadora - dice Draco - Estamos admirando las escobas que mi padre ha comprado para todo el equipo.

Ronald miró boquiabierto las siete soberbias escobas que tenía delante.

- Son buenas, ¿eh? - dijo Draco con sorna - Pero quizás el equipo de Gryffindor pueda conseguir oro y comprar también escobas nuevas. Podríais subastar las Barredora 5. Cualquier museo lucharía por ellas.

El equipo de Slytherin estalló de risa, pero yo no

- Pero en el equipo de Gryffindor nadie ha tenido que comprar su acceso - observó Hermione agudamente - Todos entraron por su valía.

Del rostro de Draco se borró su mirada petulante, yo ví el brillo de dolor, Draco tragó en seco, y eso me hizo enojar.

- Claro, como ahora tienes a tus amiguitos, a nosotros, que nos parta un rayo ¿Verdad, sangre sucia? - espeté

Flint y el resto del equipo tuvo que ponerse rápidamente delante de mí para evitar que las chicas me saltaran encima. Draco me miro con regaño, por haberla insultado, pero con agradecimiento, por defenderlo.

- ¡Cómo te atreves! - me gritó una

Ronald se metió la mano en la túnica y, sacando su varita mágica, me amenazó:

- ¡Pagarás por esto, mini Malfoy! - sacando la varita por debajo del brazo de Flint, la dirigió a mi rostro, yo no me pude mover del miedo - ¡Tragababosas!

Un estruendo resonó en todo el estadio, y del extremo roto de la varita de Ron surgió un rayo de luz verde que me derribó sobre el césped.

- ¡Cass! ¡Cassie! ¿Estas bien? - chillaron Hermione y Ginny, corriendo hacia mi

Traté de decir algo, pero me llevé la mano a la garganta de inmediato, no podía hablar, de hecho, no podía respirar. Draco, quien había caído, empujado por mi, gateó con gran preocupación el espacio que nos separaba, mientras yo me ponía violeta

- ¿Qué le has hecho a mi hermana, Weasley? ¡Tragababosas! - dijo apuntando con su varita a Ronald

- ¡Ron! - Hermione corrió a Ronald

- Canuto, Cassie. Reacciona, Cass ¡¿Dónde está madame Pomfrey?!

Los de Gryffindor rodeaban a Ron, que comenzó a vomitar babosas grandes y brillantes. Nadie se atrevía a tocarlo. Traté de ponerme en pie, mi vista se ponía borrosa pero enseguida me caí a unos brazos, supongo que los de Flint o algún otro del equipo, porque me cargó y Draco no es tan fuerte, pero no sé quién exactamente, porque ahí perdí la consciencia