1) Cassiopeia Malfoy y la cámara secreta

¡La escoba es mía, profesor Snape!

POV: Cassiopeia 

Hice mi mayor esfuerzo para prestar atención al discurso de Flint, pero no pude entender ni media palabra, mi cabeza estaba, en todo sentido, en las nubes.

Cuando salimos de los vestuarios, fuimos recibidos por gritos y aplausos de los slytherin, mientras que cuando salieron al campo los gryffindor, fueron recibidos con gran estruendo; eran sobre todo aclamaciones de Hufflepuff y de Ravenclaw, cuyos miembros deseosos de ver derrotado a mi equipo, aunque la afición de Slytherin también hizo oír sus abucheos. La señora Hooch, que era la profesora de quidditch, hizo que Flint y Wood se dieran la mano, y los dos contrincantes aprovecharon para dirigirse miradas desafiantes y apretar bastante más de lo necesario.

- Cuando toque el silbato - dijo la señora Hooch. Fred me guiñó un ojo y yo simplemente lo sigo mirando desafiante - tres..., dos..., uno...

Animados por el bramido de la multitud que les apoyaba, nos elevamos hacia el cielo plomizo. Me elevé lo más que pude, aguzando la vista en busca de la snitch.

- Que gane el mejor ¿Verdad? - le grité a Harry , saliendo disparada por debajo de él para demostrarle la velocidad de mi escoba.

Harry no tuvo tiempo de replicar. En aquel preciso instante iba hacia nosotros una bludger negra y pesada; faltó tan poco para que le golpeara, que al pasar le despeinó, yo, por suerte, me moví con la velocidad suficiente para que no me rompiera la cabeza.

- ¡Por qué poco, Harry! - le dijo George, pasando por su lado como un relámpago, con el bate en la mano, listo para devolver la bludger contra Slytherin.

Vi que George daba un fuerte golpe a la bludger dirigiéndola hacia Adrian Pucey, pero la bludger cambió de dirección en medio del aire y se fue directa, otra vez, contra nosotros. Harry descendió rápidamente para evitarla, y George logró golpearla fuerte contra mi, y casi pierdo el equilibrio. Una vez más, la bludger viró bruscamente como si fuera un bumerán y se encaminó como una bala hacia Harry. Aumenté la velocidad y salí zumbando hacia el otro extremo del campo. No tuve ni idea de lo que pasaba con los otros jugadores, debido a que tenía que ir a demasiada velocidad y altura para encontrar la snitch, hasta que oyó la voz de Lee Jordan, que era el comentarista, diciendo: «Slytherin en cabeza por seis a cero.» Estaba claro que la superioridad de las escobas de Slytherin daba sus resultados. La señora Hooch hizo sonar el silbato y todos bajamos al césped, yo volé a los golpeadores para que se encargaran de la bludger, y así fue Lucian Bole encargó de darle bien duro

- ¿Qué ocurre? - preguntó Flint, cuando el equipo de Gryffindor se reunió, mientras la afición de Slytherin los abucheaba

- Wood ha pedido tiempo - dice el buscador - Tal parece, una bludger sigue a Potter

- Los estamos haciendo papilla - dice Flint con malicia

Todos les dirigimos miradas burlonas a los gryffindor, les estaba yendo fatal. Al fin Fred comenzaba a dejar su sonrisa amable, pero miraba confundido, como si lo hubiera decepcionado.

- Den lo mejor o los haré hacer planchas - dice Flint

Al toque de silbato de la señora Hooch, di una patada en el suelo y me elevé lo suficiente para ver la snitch. Potter giraba, daba vueltas, se trasladaba en espiral, en zigzag, describiendo tirabuzones y hasta me puse boca abajo para evitar a la bludger. Un silbido en mi oído me indicó que la bludger había vuelto a pasarme rozando. Dí media vuelta y volé en la dirección opuesta.

- ¿Prácticas de ballet, Potter? - le grité a Harry, cuando se vio obligado a hacer una ridícula floritura en el aire para evitar la bludger.

Me dirigió una mirada de odio y que luego se transformó en sorpresa, giré mi cabeza rápidamente y casi atrapo la snitch, cuando ¡PLAM! Harry se había movido, esquivando la bludger que me rompió el brazo. Harry y yo emprendimos carrera a la snitch, yo sujetaba mi brazo derecho con el izquierdo. No podía, no podía perder, me quitarían del equipo de quidditch. No podía, no podía perder. Era arriesgado, pero salté de mi escoba, solo agarrándola con las piernas, para atrapar la snitch, Potter tomó la misma medida que yo, pero yo sentí que tocaba algo frío, aunque bien podría ser la mano de Potter. Para mala suerte de los dos, chocamos entre nosotros, y comenzamos carrera otra vez, pero esta vez era la gravedad quien decidiría quién caía primero, aunque fuera por pocos metros. Con un golpe seco choqué contra el barro y salí rodando, ya sin la escoba. Con los dientes apretados y las uñas clavadas en mi mano de la fuerza con la apretaba mis puños