Llegó el día de la boda.
Estaba tan nerviosa, despierto en mi cuarto y lo primero que recibo fue una llamada de mi futuro esposo, me comenta que el desayuno llegará en unos momentos, mientras él y estaba terminando de afinar la distribución del salón y arreglando los últimos detalles con el juez.
Me dispuse a desayunar y después de tomar un baño, me dirijo a la peluquería, donde arreglarían mi cabello y maquillaje.
Cerca de las 5 pm estoy lista y me dirijo al salón, el juez nos casaría en una pequeña sección de este, adornado con altar y toda la cosa, después de atravesar la ciudad y todo el tráfico, cerca de las 6:30 pm estoy llegando.
Todos mis invitados me esperaban y por su puesto mi futuro esposo.
Para mi sorpresa llego antes de KeMonito, esto me extrañó un poco, pero él acostumbra llegar demasiado tarde a cualquier lugar.
Dieron las 7 en punto y nada.
Intenté llamarlo, pero me mandaba directo a buzón.
La angustia cada vez era mayor y yo me cuestionaba todo, tal vez se arrepintió, tal vez íbamos demasiado rápido, tantas cosas en mi mente.
Mis padres y mi familia solo me miraban con tristeza, yo estaba cada vez peor y solo pensaba en el futuro de mi bebé, tanta angustia le vendría mal.
A las 8:30 en punto recibo una llamada del celular de KeMonito.
Era el hospital San José.
KeMonito había muerto en un accidente automovilístico.
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