Las tareas que yo llevaba a cabo en el negocio solo son capturar los ingresos que se obtienen de las funciones y hacer las facturas, cheques y pagos correspondientes.
Estaba muy concentrada en mi trabajo hasta que de repente me interrumpe mi padre.
-Hija, muchas gracias por tu ayuda, yo sé que este lugar no te gusta, pero eres una parte muy importante de mi vida y de este negocio, debo pedirte un favor pero sé que no estarás muy dispuesta.
La verdad no estaba nada dispuesta, pero después de 3 semanas aquí me llegué a acostumbrar un poco.
-Necesito que vayas al centro de la ciudad a recoger a unos luchadores, puedes llevarte el coche de la empresa y llegar a comer a algún lugar.
Lo consideré algunos segundos, en verdad me vendría bien salir un poco.
-Está bien papá. ¿En qué terminal del aeropuerto estarán?
-En la terminal de viva aerobús, llegan a las 6 pm.
Llegué puntual, para recibir a un luchador, la verdad no noté nada distinto en su vestimenta, me pareció como si perteneciera a Ciudad Peluche, y como su nombre lo indica, él vestía un pequeño conjunto de peluche azul cielo. Su altura, me atrevo a decir, era de aproximadamente 80 cm.
-¡Hola! Soy Clarisa, hija de don Camerino, magnate hombre de negocios, dueño de media ciudad peluche.
-Buenas tardes, yo soy KeMonito.
-Mucho gusto, mi padre me había comentado que vienen más luchadores, ¿dónde están los demás?
-Ellos se quedaron en Cancún, están un poco, ¿cómo decirlo? Crudos es la palabra.
Solté una fuerte carcajada, acto seguido fuimos a cenar y pasé a dejarlo a su hotel.
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