El lunes tenía un ambiente muy tenso en la arena, mi padre había perdido mucho dinero en la pelea y KeMonito desapareció después de que todo terminara.
Yo sentía un vacío que no podía explicar, me sentía muy angustiada.
Llevaba poco más de un mes trabajando con mi papá y me estaba empezando a agradar.
Pasaron 2 semanas para que todo volviera a la normalidad, yo empezaba a sentirme un poco mejor.
Era viernes por la tarde, cuando recibo una llamada de un número desconocido, decido contestar, por suerte mi familia había salido al cine, yo preferí quedarme en casa, la voz estaba un poco rasposa y entrecortada, del otro lado solo escucho que un hombre me dice:
-Clarisa, hola, perdón por llamarte a estas horas, pero, ¿crees que podamos vernos?
Me congelé, reconocí la voz de inmediato, y un poco nerviosa pero emocionada le contesto
-Hola, claro que sí, ven a mi casa, te mando mi ubicación.
Pasaron 20 minutos cuando llegó Luke Hemmings, había olvidado por completo nuestra situación.
Luke y yo solo salimos por un tiempo, pero ninguno de los dos queríamos algo serio. Al escucharlo en mi puerta, me puse demasiado nerviosa, abro y al mirar sus ojos azules, me congelo, él no tardó ni un segundo en darme un beso, un beso tan cálido que olvidé todo, solo éramos él y yo en este pequeño instante.
Después de despegarnos, entramos a mi casa y fuimos directo a mi cuarto, todo estaba sucediendo demasiado rápido, sentía su cuerpo contra el mío y todo era como si nunca nos hubiéramos distanciado, todo en él era perfecto.
De pronto me empecé a sentir un polo alejada, algo no estaba bien, las cosas entre nosotros no eran iguales, aún sentía la misma atracción por él, pero no podía corresponderle de esa manera. Solté en llanto, Luke no entendía lo que pasaba, paramos y nos limitamos a dormir juntos, nada más sucedió esa noche.
Cuando desperté él ya no estaba, ja, Luke siempre hacía lo mismo, nunca pasaba por la escena incomoda por las mañanas.
