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Helena llevó a Cruz hasta su mansión que de hecho estaba distante de la de los Aremberg. Entraron a una sala privada de la dama, la cual estaba exenta incluso a la entrada del servicio. Se sentaron, le ofreció vino a su invitada pero ella no respondió, y así bajo una ténue luz y el silencio nocturno comenzó la conversación.

-¿Qué has pensado de mi propuesta? Sobre ser mi apoyo incondicional, mi abogada ante los Robledo. No quiero tener una mala imagen sólo por lo sucedido con Gabriel, sólo por ese asunto tonto. Debo evitarlo a toda costa por Sansón y su padre, a su madre ya veremos como convencerla pero va ser un trabajo difícil.

-Puedes estar en calma, nadie les comentará nada a ellos, en especial a tu Sansón. Lo único que sé es que Gabo desea hablar contigo.

-¿Hablar?¿No será que desea chantajearme o amenazarme? Él debe guardarme rencor y en algún momento querrá vengarse -Tomó un sorbo de vino mientras cruzaba las piernas y observaba con detenimiento el perturbado rostro de Cruz.

-¿C-Cómo puedes pensar eso? Estás paranoica.

-Tengo mis razones. Han sido años de espera para poder estar al lado de Sansón, próximamente hasta que la muerte nos separe, pero muchos se han interpuesto, no sería la primera vez que un tonto viene a arruinarme la alegría, por eso mi "paranoia".

-Sabes que él no es así, lo conoces. Es que... es que... si él quisiese hacer algo, hace mucho lo habría hecho, desde el día que llegaste a su casa con Sansón.

-Aún asi, no estoy segura. De hecho si aceptas ayudarme podríamos hablar con la joven Mercedes Monsalve, siempre está con él y sé que es cercana a los Robledo... de hecho demasiado, eso es algo que no me gusta pero... sé que como mujer ella se sentiría conmovida por mi "terrible situación" y podría darme su apoyo en el asunto, ¿qué crees?

-¡¿Planeas meter a Mercedes en esto?!¡¿Por qué?! Ella no tiene incumbencia en esto -Cruz estaba atónita y sin palabras ante la dama que ahora quería involucrar a un ser tan preciado para Gabo, él ni siquiera le había contado nada del asunto por vergüenza y ahora Helena deseaba hacerlo sin delicadeza alguna.

-Tengo fe en que ella si podrá al menos mantenerlo con su boca cerrada o si sucede algo que me afecte saldrá en mi defensa. De hecho me alegré tanto al verla con ustedes, fue como si la providencia divina me mostrara que ella también podría ser mi salvadora.

-¿Q-qué carajos estás planeando? Estás formado un complot por alrededor de algo absurdo.

-Necesito mostrar que soy la afectada en todo esto, yo soy sólo una víctima, pero Gabriel sólo dice ser el doliente en todo, el que sufre y se la pasa en una tonta crisis. ¡Lo único malo que le pasó fue que le dejase, nada más !

-¡Maldita! -Y se levantó de su silla precipitadamente y arrojó la una copa de cristal que habia sobre la mesa hacia la pared frente suyo, es decir, la que estaba justo tras Helena -.Nunca creí que fueras tan....

-¡¿Pero qué te pasa?! Nunca me habías tratado así, que bueno que tengo con que reemplazar esa copa, las facilidades del dinero -comentó despreocupada mientras veía la pieza rota y tomaba otro trago de vino -Aunque, ahora puedo ver que mi paranoia es cierta, no sólo la Sra.Ana está en mi contra sino que ahora tú también... y por culpa de Gabriel.

-¿Cómo puedes pensar así de Gabriel? Que a pesar de todo aún te protege, piensa en ti como si fueras una persona de valor. -Se quitó la venda de su mano y la mostró acercándola al rostro de Helena lo más que pudo -.Mira bien mi mano. ¡Mira bien, Helena Marín!

-¿Qué tiene eso que ver conmigo? ¿Te cortaste cocinando o qué? -levantaba su ceja y sonreía burlona mientras intentaba alejar su rostro de aquella extremidad.

Revelándome a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora