Revelándome a ti

▪ Te Recuerdo 2 ▪

Cuando salían del despacho habían recién llegado Cruz junto con Luisa con un montón de equipaje y un aspecto de cansancio espantoso. A Luisa se le permitió ir a casa a descansar y las jóvenes fueron a su cuarto correspondiente junto la habitación de Gabriel, tenía dos camas, se veía el jardín interno y tenía una ventana que conectaba al jardín externo con mucha luz y buena entrada de aire, pero Cruz de inmediato cerró todo poniendo cortinas para formar una nido de sábanas para dormir y calmar su mente que solo pensaba en ratas.

Aún así ella antes de dormir un rato, pidió que ahora que estaba solas con su prima le explicase toda la situación y cuál era la urgencia por la que fue llamada, Mercedes se sentó en el piso junto a la cama de cruz y relató todo.

— ¿Eh? Así que una mujer le rompió el corazón, no me esperaba eso de él, se tenia muy bien guardado ese tema.

— Si, la mala noticia es que pronto llegarán Sansón y el señor Humberto, no deben notar su pena.

— Es terrible, sonreír mientras cae el imperio.

— Estoy en desacuerdo en que deba reprimirse, pero tampoco aceptaré burlas por parte de ellos, es su entretenimiento cuando están juntos, es algo negativo que he encontrado en el señor Robledo, sólo para eso rompe su silencio sepulcral.

— Si, es el único defecto que le veo a mi señor Humberto.

— Por cierto Cruz, tú que siempre has estado con Gabo ¿sabes quién es esa mujer?

— No, no tenía ni sospecha de que tenía novia o lo que sea, sé lo poco que tú. Bueno durmamos un rato hasta que sea hora de almorzar ¿si? Estoy muerta, siento que una rata me mordió, no tengo ni idea.

Doña Aracelly tocó la puerta horas después para avisar que pronto estaría todo servido, ambas se levantaron y fueron a buscar a Gabo, eso sí, Mercedes se quedó arreglando el desorden hecho por Cruz quien se había retirado lentamente mientras le regañaba su prima.

— ¡Hola mi amigo! Ha llegado lo que más adoras en esta vida y con servicio a la ha-bi-ta-ción.

— Buen día Cruz... ¿Qué haces en mi cuarto?

— ¿Acaso estás loca? —Se abalanzó Merce a ella tumbando a ambas al suelo — .Se debe tocar la puerta antes de entrar ¿qué hay con tus modales?

— ¿Y que hay de los tuyos, niña estudiada? Cómo te lanzas así sobre alguien, recuerda que tuve una relación una mujer que no lo era.

— Basta ustedes dos. Eso fue raro Cruz, es tu prima no podrías... ni para que lo dudo...

— ¡¿Cuándo estuviste con una mujer?! — decían Gabriel y Mercedes en coro impactados ante la afirmación de su prima.

— Eso se los cuento luego —dijo levantándose del suelo mientras se sacudía el vestido, al ver a Gabo por fin salir de entre las sábanas le dijo gritando y abriendo sus brazos - ¡Vaya por fin saliste de tu camita!Pequeñito bebé llorón.

— Es que no he dormido bien, perdóname. Aunque ustedes son excelentes despertadores —decía sonriendo mientras se arreglaba el cabello y bostezaba.

Cruz iba a continuar bromeando cuando notó bajo la camisa blanca de su amigo vendajes en ambos brazos, Gabo vio que ella se quedó mirándo esa zona así que mejor se colocó un abrigo. Cuando se dirigieron a almorzar, encontraron a la señora sentada en su respectiva silla, ella se levantó emocionada a abrazar a su hijo mientras le besaba por toda la cara.

— Estuve tan preocupada, sueles ser muy sensible y temía una locura de tu parte —Comenzó parparle por todos lados buscando heridas sin saber que el abrigo había ayudado a ocultarlas —.  Por lo que veo estás bien, que bien, me siento aliviada, tenemos una charla pendiente Gabo, hay mucho por tratar.