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Capítulo 1: Vida perdida

Green.

Tastes like strawberries on a summer evenin'
And it sounds just like a song
I want more berries and that summer feelin'
It's so wonderful and warm

La música de mi alarma me anuncia que ya es hora de despertar. Me levanto sin ganas, mientras me pongo mi bata. Camino perezosamente hacia el baño, me desnudo y tomo un baño rápido. Mi playlist es una excelente compañía en el baño. Suena una canción que es imposible no contarla, así que tomo el shampoo y lo uso como micrófono:

I love it when you call me señorita
I wish I could pretend I didn't need ya
But every touch is ooh la la la
It's true, la la la
Ooh, I should be running
Ooh, you keep me coming for ya

 Salgo un poco más despiertatomo mis shorts favoritos junto con una blusa simple y mis converse amarillas. Peino mi cabello, dejándolo suelto para que seque más rápido. Entro en la cocina, dejando que el delicioso aroma a café y tostadas inunde mis fosas nasales.

Travis, mi novio, está preparando el desayuno. Tiene el torso desnudo, lo cual es un placer a la vista. Usa sus pantalones de pijama que remarcan su trasero, muerdo mi labio mientras intento no pensar en las cosas que desearía hacerle. Se da la vuelta y me regala un bella sonrisa adormilada.

  —Amor, buenos días. Escuché que te estabas duchando y quise consentirte en un día tan especial —dice, mientras me da un pequeño beso en los labios—Anda, come, que se te hará tarde.

—Travis, no debiste hacer esto. Te lo agradezco, mi amor, pero es muy temprano y tú no sueles despertar a estas horas.

—No me molesta —responde, haciendo una seña con la mano que le resta importancia a lo que dije—, hoy mi hermosa novia modelo tendrá la más importante sesión de fotos de su carrera. ¿A qué hora vuelves, cariño?

—A las seis, estaré fuera todo el día. 

—Bien, cuando vuelvas la cena estará lista.

Desayunamos mientras hablamos de cosas triviales, cuando es hora de irme, Travis me da un fuerte abrazo y me desea toda la buena suerte del mundo. Él es el hombre de mi vida, lo amo desde que era una adolescente.  

Con mi mochila en el hombro bajo por el ascensor, saludando a uno que otro vecino. Tomo el primer taxi que encuentro y doy la dirección de la agencia en la cual trabajo hace ya cuatro años.

Hoy es un día muy especial para mí, y nada ni nadie podrá arruinar mi felicidad. 

             
               ❃ — ❃ — ❃ — ❃

Sacudo mi cabello al ritmo de la música, mientras el viento del ventilador golpea mi rostro. Hago mis mejores poses mientras Enrique, el fotógrafo, alaga mi belleza. Desde hace un par de meses, esta es mi rutina: venir a la agencia para tomar fotos de la nueva colección de verano, pero esta en particular es la más importante; las fotos que estamos tomando serán las que se muestren en los catálogos internacionales. Aunque fue un honor ser la modelo elegida para mostrar la colección, es algo agotador. Maquillaje, peinado, cinco cambios de ropa y zapatos de tacón. 

—¡Eres una diosa, Green! ¿Puedes poner tu mano en el mentón? ¡Así!—me pide Enrique, acato sus órdenes y hago mi mejor esfuerzo.—¿Ya te dije que amo tu cabello? ¡Pues lo amo, es bellísimo! 

Sonrío ante su comentario, a la mayoría de las personas les encanta mi cabello. Cuando tenía quince años probé teñirlo de verde, luego de azul, violeta, rojo. Un día se me ocurrió teñirlo de todos los colores del arcoiris y quedé enamorada del resultado. Desde entonces, lo tiño de esos bonitos colores que le dan un toque especial a mi aspecto físico. 

Desastre arcoirisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora