–¿Estás seguro, Lan XiChen?
–Mi WanYin, ya te dije; hoy no tengo que trabajar, así que si, nos podemos quedar aquí todo el día si es que lo deseas.
El familiar no respondió, solo enterró más su rostro en el pecho de su amado, feliz de sentir los brazos alrededor de él, entregándole esa calidez que tanto amaba.
Era un día de tormenta, afuera el viento y la lluvia chocaban fuerte en la ventana, haciendo que el día fuera ideal para quedarse ahí, en la cama, en brazos del otro, sin necesidad de levantarse.
Lan XiChen también estaba satisfecho de haber pedido libre ese día, solo para poder estar en la calidez de la cama con su amado. Quizás luego verían una película, tomarían chocolate caliente, harían el amor en la cocina, leerían un libro o volverían a dormir. Quien sabe, el día era largo y recién comenzaba.
Había muchas cosas que podrían hacer ese día. Solo que por el momento disfrutaban de la calidez del otro.
–A-Cheng, ¿estás ronroneando? – sonrió a través de sus palabras; su novio era muy lindo.
–¡N-no! – negó indignado –No estoy en mi forma felina, no estoy ronroneando, así que no digas estupideces.
Pero sí que lo estaba, y eso solo hizo que Lan XiChen quisiera adelantar un poco lo planeado para hacer en la cocina...
Lo tomó de su barbilla y se acercó para besar esos labios que lo recibieron gustosos. Y en la calidez de la cama se besaron cada vez de forma más apasionada, deseando probar más del otro hasta que un solo beso ya no fue suficiente y la ropa comenzó a estorbar.
El brujo se posicionó sobre su familiar y entremedio de las piernas de este, comenzando a atacar ese cuello con múltiples besos que hacían ronronear cada vez más a Jiang Cheng.
–Lan XiChen... pensé que dijiste que no lo haríamos hoy.
"No en la cama...", pensó. Sonriendo seductoramente. "O tal vez sí."
–¿No quieres?
El familiar le sonrió; –Eso no fue lo que dije... – y le volvió a besar.
Afuera la lluvia sonaba cada vez más fuerte y el viento silbaba con mayor intensidad. Tanto que ninguno escuchó la puerta siendo abierta con fuerza y azotada con brusquedad. Ni menos sintieron como los pasos apresurados se acercaban hasta su habitación donde la ropa comenzaba a desaparecer por "arte de magia" y los besos a aumentar de intensidad.
Hasta que fue demasiado tarde.
Lan XiChen solo sintió cuando el hechizo chocó con su cuerpo y este comenzó a transformarse.
–¡Lan XiChen! – la voz desesperada de Jiang Cheng fue lo que le trajo a la realidad.
Estaba confundido, algo mareado, pero estaba bien. Quería darle esa seguridad a su amado, pero la voz no salió de sus labios, solo un agudo ladrido.
¡¿Ladrido?! ¡¿Cómo había sucedido aquello?!
–¡¿Qué demonios?! – gritó su familiar, tomándolo de las axilas para alzarlo. Así que si se había transformado en un perro –¡¿Por qué hizo esto?!
El brujo solo en ese momento se percató de que no estaban solos y que esa pregunta no iba dirigida hacia él, sino al culpable de su transformación.
En la puerta de su habitación había un hombre con una especie de talismán en su mano; era un hombre ya de edad, sin ser viejo. El cabello negro y largo, estaba peinado hacia atrás y revoloteaba libre. Sus facciones eran suaves, pero no así su mirada llena de aversión.
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Un encuentro mágico
Fiksi PenggemarLan XiChen siempre se preguntó de donde venía ese extraño poder que tenía su voz, pero nunca nadie se lo explicó. Suponía que eso estaba bien, ya que no dañaba a nadie, ¿verdad? Hasta que un encuentro inesperado le hizo interesarse en ello: -Hola pe...