𝐓𝐰𝐢𝐬𝐭𝐞𝐝 𝐆𝐚𝐦𝐞| ᴊᴊᴋ

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Me encuentro llorando mientras que aquella persona desconocida está delante de mi, y jadeó de dolor al sentir como las sogas que sujetan mis brazos están extremadamente fuertes en mis bracitos.

Me siento imponente al no poder hacer nada ahora mismo, mi cabeza me duele y solo quiero a mis padres cerca mío o solar, miro al desconocido quien se encontraba pelando una manzana como si aquello fuera la mejor cosa del mundo.

–¡Suéltame maldito enfermo!–Le grito con miedo obteniendo su atención de inmediato, lo escucho soltar una grave risa, me parece escalofriante a decir verdad, las luces de la sala están encendida pero aún puedo escuchar las gotas de agua caer–Joder, ¿qué quieres de mi?

Balbuceó sintiendo el sabor amargo de mis lagrimas al deslizarse por mis mejillas, lo juro no puedo parar de llorar, él me mira sorprendido y veo que deja la manzana en la mesita, sostiene el cuchillo con agilidad, como si este solo fuera un juguete.

Se levanta de su lugar y se acerca hacia mi para luego agacharse, su cercanía me parece incomoda, solo puedo ver un poco de sus ojos y nada más, se acerca hasta mi cuello y puedo ver cómo comienza a olfatearme con desesperación, hasta diría que parece un perro al hacerlo.

–¡No! aléjate.–Él no lo hace y puedo sentir como su mano se posa sobre mi pierna, muerdo mi labio inferior con mucho más miedo, a él parece divertirle la situación ya que vuelve a reír burlón, se aparta de mi y me mira.

–Mi pequeña muñequita está asustada?–Su voz es bastante grave haciéndome temblar, nunca había escuchado aquella voz tan grave y tosca, veo cómo sus ojos se vuelven más pequeño porque está sonriendo–Tranquila Sulli yo no te haré daño si te portas bien.

Sus caricias siguen y me remuevo en la silla sin escuchar más nada en la casa, ni siquiera el sonido de mi perro, eso me alarme mucho más.

–¿Angus, dónde está?-Murmuro entre el pánico que estoy sintiendo ahora mismo, él suelta otra risa grave, quiero preguntarle cuál es su razón de reírse tanto pero este me toma de mi cabello con un poco de fuerza, me quejo por aquello.

–Ese maldito perro, odio a los perros, odio todo lo que está cerca de ti, tengo que desasearme de él mi pequeña muñeca.–Su hablar es raro y suena desesperado, las lagrimas aun siguen cayendo por mis ojos, no, no.

–¡No! eres un maldito enfermo, aléjate de mi, ¡aléjate!–Grito con enojo y aun le escucho reír, se está burlando de mi, hijo de puta.

–Joder Sulli, eres tan tierna, me estás excitando bebé.–Abro mis labios dejando salir pequeño jadeos de miedo al escucharle decir aquello, se que no es un tipo normal y común como las demás personas.–Tengo una sorpresa para ti muñequita.

Se aleja de mi y le veo desaparecer, mis llantos se hacen más graves, más ruidosos, más dolorosos.

Escucho sus pasos nuevamente y esta vez logro ver a alguien más junto a él, Jimin.

–No, ¡no Jimin!–Le grito desesperada al sujeto que sostiene con fuerza el cabello de Jimin quien se quejaba, luego este es tirado con fuerza delante de mi, me duele, me duele.