Cuando naces con la oscuridad en tu interior es difícil salir de un mundo en donde puedes liberarla.
Un mundo que te consume al igual que la oscuridad.
Donde la venganza y la muerte son el pan de cada día.
...
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—Despertaste por fin —esa voz ya la había escuchado antes, estaba en una habitación oscura con solo una lámpara que estaba en el centro de la habitación.
Parecía ese típico cuarto de interrogatorios, hasta estaban la mesa de madera y dos sillas enfrente.
Me sentía mareada y adolorida, como si me hubieran golpeado en la cabeza, y entonces comencé a recordar lo que paso mientras seguía a ese tipo que justamente está apoyado en la única salida de este lugar.
Flashback
Iba siguiendo a este señor después de que me diera la tarjeta extravagante de Inferno, estábamos llegando a un callejón.
Dos tipos aparecieron de la nada detrás de mi, y paramos abruptamente en medio del húmedo y oscuro callejón.
Me colocaron un pañuelo en la nariz y luego una bolsa negra que hizo que callera inconsciente de inmediato.
Fin flashback
¡Malditos! Iba a ir a golpearlo cuando noté que estaba esposada a la silla de madera, joder esto se esta poniendo complicado.
—Tranquila no te vamos a hacer daño —si bueno eso no es lo que parece al mantenerme encerrada en un cuarto y esposada.
Rodé los ojos, y comencé a tirar de las esposas para librarme de ellas, me estaba haciendo daño, pero no me importaba solo quería dejar de sentirme como una presa.
—Te estas haciendo mucho daño, deja de hacer eso, vamos a hablar —no me importó y seguí tirando de las esposas.
Escuche como susurro un "maldición" y se acerco a mi, me quitó las esposas y se sentó en la silla de enfrente.
Coloque mis manos en la mesa para poder verlas con la luz que había, estaban rojas y en algunas partes con raspones en donde salían unas gotas de sangre.
El tipo enfrente de mi era mucho mayor que yo, tenía unos treinta años aproximadamente, pelo negro, ojos cafés con pequeños puntos negros, piel blanca.
Llevaba una camiseta negra, y su cabello estaba alborotado, tenía la mandíbula ligeramente tensa, y las cejas un poco fruncidas, parecía ¿enojado? ¿frustrado? ¿con ganas de ir al baño? Bueno no lo sé, solo se que este tipo es de Inferno y esta igual de caliente.
Saco algo del bolsillo, pensé que era un arma, pero solo era una pomada pequeña, me la iba a colocar en las muñecas, las quite de inmediato.
—Tranquila, ya te dije que no te vamos a hacer daño, soy el doctor de este lugar —comentó, seguía sin confiar, pero mis muñecas dolían horrible.
Me coloco la pomada, y comencé con unas cuantas preguntas, puedo estar en una misión, pero la curiosidad no se va de mi cuerpo.
<< Estas aquí encerrada, sin saber si ellos saben quien eres en verdad y tu quieres sacar a flote tu curiosidad >> Habló Donovan, ya tenia mucho tiempo de no decirme nada.