{ VIII }

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Final...

Capítulo 8

Cuatro años después...

Se suponía que el disfraz de su hijo debía provocar miedo, después de todo era la noche de Halloween y de eso se trataba, pero siendo un niño de apenas cuatro añitos ese disfraz de hombre lobo que llevaba puesto lo hacía parecer más bien un cachorro de lobo. Se veía adorable y encantador y era sumamente entretenido verlo tratando de imitar el gruñido de un licántropo. Pero a pesar de todo estaba satisfecho con los resultados pues aunque intentara caracterizar a su retoño lo más amenazadoramente posible, la apariencia tan inocente y cándida del niño salía a relucir.

- ¿Ya estoy listo papá? – preguntó emocionado.

- Si cachorro, ya he terminado – lo miró con ternura – deja que te haga unas fotos – dijo tomando su teléfono celular.

- ¡Si! – gritó el infante con emoción y posó levantando las manitas cubiertas por una garras de peluche intentando parecer peligroso.

- Listo – indicó su padre.

- ¿Tú no te vas a disfrazar papá? – preguntó con inocencia.

- No, los adultos no pedimos dulces ni nos disfrazamos –

- Pero yo quiero que te disfraces de vampiro – pidió con un puchero.

- ¿Vampiro? – alzó la ceja al escuchar eso.

- Si papá, por favor – pidió el nene.

- No Alexander, no voy a ir disfrazado a llevarte a pedir dulces – el niño gimoteo decepcionado y caminó hasta la cocina para ir por su calabaza con la carita triste.

.

.

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Todo el mundo los miraba. No podía creer que había accedido a las peticiones de su pequeño cachorro y había terminado disfrazado como un vampiro. Suspiró resignado. Gulf y su hijo lo tenían a su absoluta merced, siempre terminaba haciendo lo que los dos querían, y eso que él era un Alfa, no quisiera imaginar si su destino hubiera sido ser un Omega. Pero los amaba, realmente amaba a su pequeña familia por sobre todas las cosas.

Mew y el pequeño Alexander iban caminando hacia la casa de sus vecinos Yin y War, un matrimonio joven con un pequeño de tres años, que se había mudado hacia un año a la casa de junto y con los cuales establecieron una bonita amistad.

En la casa del joven matrimonio se encontraba Gulf ayudando a War con la cena de esa noche que sería precisamente en esa vivienda, como lo habían organizado con anticipación. Estaban cómodos con ellos, pues después de mucho tiempo, podían considerarlos sus primeros amigos humanos. La idea era que su pareja y War hicieran la cena mientras que él, y Yin llevaban a los niños por el vecindario para pedir golosinas. Sin embargo, no estaba dentro de sus planes andar por las calles vestido de un "chupa sangre".

Se sentía incómodo con todas las miradas sobre él y su hijo. Y no solo era por el disfraz, sino porque su pequeño cachorro consentido había querido amarrar una correa a su cuello para simular que lo había "capturado" y que lo llevaba como prisionero, pues según Alexander los hombres lobo y los vampiros eran enemigos. ¡Los niños y su imaginación! Y eso que el suyo solo tenía cuatro años.

- ¿Puedes abrir, Gulf? – preguntó War que metía la comida al horno – seguramente es Mew y Alex –

- Claro – Gulf fue a abrir la puerta mientras se secaba las manos con una toalla y al hacerlo quedó anonadado con el hombre que estaba frente a él - ¿Mew? –

Pobre diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora