Capítulo 2
Si bien gran parte de la población mundial había dejado de creer en el cielo y el infierno, un buen número de creyentes aceptaban que creían más en las posesiones demoníacas que en los milagros; era mucho más común escuchar de boca en boca o en las noticias de una supuesta posesión que de algún milagro relacionado con un santo o directamente de Dios, y eso le hacía ganar mayor terreno al príncipe de las tinieblas, más humanos creían en él aunque le tuvieran miedo.
No era la primera vez que besaba a un humano, pero admitía que sí era la vez que más había disfrutado tanto. Relacionaba su propio placer al hecho de que ese joven mortal era virgen incluso de sus labios. ¡Qué barbaridad! Pensó, con lo guapo y sexy que era, podría parecer raro, pero por el tipo de vida que había llevado era completamente comprensible.
Cuando dejó de besar a Mew, se separó de él y el joven cayó al suelo desmayado. Sus besos nunca habían tenido ese efecto en los humanos. Además, Mew había correspondido al instante, y aunque fue un verdadero torpe, pudo sentir la entrega inmediata del mortal. La gente, normalmente se resistía a sus besos por temor a que les robara el alma, "Humanos tan ingenuos", solía decir cada vez que eso pasaba, pero Mew en cambio correspondió al instante y de una manera ¡Uff!... su ineptitud y ternura casi lo conmueven. "Casi" pero siendo él el rey del inframundo, nada ni nadie podía enternecerlo.
Sin embargo, y por primera vez en su larguísima existencia, se compadeció de un humano y cargó a Mew para, literalmente aventarlo sobre la cama de éste sin cuidado ni precaución, por fortuna el joven cayó al centro del colchón y se quedó ahí sin moverse. Gulf lo observó con cuidado y se acercó para cerciorarse que estuviera respirando. Un agradable aroma inundó sus fosas nasales, "Chocolate", dulce, exquisito y suave. Así olía Mew, ¿Por qué el olor ese humano era tan característico y peculiar? Buscó entre sus pertenencias para ver si llevaba consigo alguno, pero no, ni en los bolsillos de su pantalón ni en la mochila que seguía tirada en el suelo pudo encontrar algún dulce de esos. Entonces dedujo que ese era el aroma natural de Mew... demasiado exótico pero delicioso, debía reconocer.
Sin tener una explicación al desmayo del joven humano, decidió dejarlo dormir hasta que éste despertara por su propia cuenta. Él solo se sentaría en el sillón a esperarlo, después de todo no tenía nada mejor que hacer, tan solo esperaba que la "siesta" del muchachito no se prolongara tanto.
Pero él no era conocido por ser paciente. Bueno, en realidad solo en lo que le convenía. Y estar observando a un humano dormir no era precisamente uno de sus hobbies, por muy bello que ese humano se viera tumbado en la cama. Tan solo había pasado media hora y ya estaba fastidiado, se levantó del sillón y se trepó a la cama con Mew. El joven no hizo ningún movimiento, seria durmiendo en completa tranquilidad, ignorando que Lucifer estaba recostado a su lado observándolo más de cerca.
- Me pregunto por qué te has desmayado – dijo en voz alta - ¿Fue mucho para ti un beso? – preguntó Gulf, mientras jugaba con el cabello que caía por la frente de Mew.
Y sin darse cuenta así pasó otra media hora solo jugando con el cabello del mortal al que le quería quitar su alma. Entonces se sintió demasiado aburrido. ¿Cuándo iba a despertar ese humano? Cruzó sus manos en el pecho Mew y colocó su cara ahí, lo observó con fastidio y sin darse cuenta cerró los ojos. Tenía siglos sin dormir, porque en realidad no lo necesitaba, pero sin poder evitarlo cayó en los brazos de Morfeo, un viejo conocido de él por cierto, que lo llevó a descansar después de miles de años de no hacerlo.
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Mew despertó y lo primero que vio fue una mata de cabello negro sobre su pecho. Estaba desorientado y no fue hasta que pasaron un par de minutos que pudo darse cuenta de que se encontraba en casa. Su casa. Y que la "persona" que estaba descansando cómodamente sobre él, era nada más y nada menos que "Gulf" el príncipe del infierno.
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Pobre diablo
RomanceMewGulf. La historia cuenta como un ser de oscuridad se enamora de un ser de luz aunque reconocerlo le lleva mucho tiempo, sin embargo, a pesar de que todos creen que no es capaz de dar amor, Lucifer hará un sacrificio que nadie se espera, ni siqui...