Lo más normal sería seguir a tu cuerpo pero supuse que no haría falta, tampoco es que quisiera estar presente cuando les contaran a mis padres mi situación. Me rompería el corazón verlos llorar.
Decidí entonces dar un paseo por la ciudad, no estaría de más.
Observaba a los demás reir y estar con sus amigos, comer en familia e incluso ir tomados de la mano como pareja. Pensé que yo jamás podría hacer eso. Inevitablemente mi corazón se hizo una bolita de papel arrugado, comencé a llorar.
Pasó el tiempo entre lamentos y pucheros hasta que se hizo de noche, para ser precisos se hizo bastante tarde.
Noté un grupo de adolescentes reunidos en un punto, parecía ser una parada de autobús. Tenían un uniforme en común de color negro, las chicas con faldas largas y lazos rojos y los chicos con chaquetas y corbatas rojas también.
Lo sentía raro ya que no era normal ver a adolescentes a esa hora de la noche con uniformes.
Decidí esperar a ver que sucedía y cual fue mi sorpresa al ver como un autobús igual de negro recogía a esos adolescentes. Curiosa me subí a él pero como nadie respetaba mi espacio personal entonces me quedé de pie como la mayoría de los chicos que cedieron sus asientos.
La mayoría o estaban concentrados en revisar sus redes sociales o conversaban animadamente. No había ningún mal rollo entre ellos.
Pasada aproximadamente media hora el autobús se detuvo delante de una gran escuela. Parecía más un museo antiguo por su forma.
Al bajarme lo único que pude hacer fue quedarme observando a mi alrededor. No tenía ni idea de lo que iba a hacer en este instituto.
Una limosina lujosa se detuvo donde estaba anteriormente el autobús. No le presté mucha atención, de hecho estaba lista para ir a dar tener una aventura dentro de los pasillos del instituto.
Solo cuando escuché gritos de chicas emocionadas me permití girarme.
Mi barbilla rozaba el suelo al ver a aquellas altas figuras caminar en mi dirección. Simplemente no podía creer que tales ángeles caidos del cielo me estén recibiendo, me sentía protagonista de algún dorama.
Eran nada más y nada menos que los hermanos Sakamaki.
En estos momentos es cuando quisiera estar viva para ponerme delante de uno de ellos y decirle: Hey, tienes abierta la bragueta.
-Oh, dios. Esto no puede estar sucediendo.- me miré a mi misma, aún seguía vestida con mi uniforme azul marinero pero igual sacudí la falda un poco para estar presentable.- ¡Qué emoción!
Ellos pasaron a mi lado como si nada, Ayato me atravesó tal y como si no hubiera estado ahí de pie. Sentí ganas de vomitar, aunque sea un fantasma que te atraviesen no era nada bonito.
-Ayato malo.- susurré.
De manera inexplicable, quería besar ese suelo que acabaron de pisar.
-¿Sabes? Me encantaría estar siempre con los Sakamaki. Saber que hacen, que comen, como duermen... ¿eso sería acosarlos no?- a mi lado pasaron dos chicas conversando.
-Si, pero vale la pena. ¿Te lo imaginas? Ser su mayor acosadora.
-Mejor calla, no vaya a ser que a alguna chica se le ocurra eso.
Bueno, yo ya estaba muerta.
En lo que no me había fijado era que la limosina no se había movido de lugar aún. Iba a asomarme pero repentinamente Yui asomó su rubis cabeza por la puerta aún abierta. Realmente me asustó.
ESTÁS LEYENDO
El fantasma de una dialover [Diabolik Lovers]
FanfictionToda amante de Diabolik Lovers siempre ha soñado conocer a los chicos, estar a su lado o simplemente que existieran. Es un hecho. ¿Y si te dijera que yo vivo con ellos? Lo que muestran es diferente a como son, la verdad es más divertida. Mi nombre e...