Leyendas fantásticas y cómo evitarlas.

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Shingeki no Kyojin es propiedad de Hajime Isayama.

El Diablo de la Discoteca - Mikasa Ackerman.

Cuentan que apareció y se marchó corriendo del lugar. Mikasa era una chica linda de la ciudad. Común y corriente. En una de esas noches cuando sales a bailar y divertirte, se topó con él. ¿Cómo era? Dicen que tenía forma humana. Un chico castaño y de ojos verdes. Llegó por detrás y le sacó a bailar para después, entre pasos envolventes y sonrisas picantes, la chica notó ciertas cosas... ¿Cuáles? Dicen que sus colmillos se agrandaron, sus ojos comenzaron a cambiar de verde a negro y en una de esas, cuando miró el suelo, una larga cola se enrollaba en sus piernas. Pegó un grito y las llamas envolvieron al hombre. Unas patas de cabra se formaron y salió corriendo aprovechando la confusión ¿Qué paso con la chica? Nadie sabe. Se mudó de la ciudad. Algunas vecinas dicen que no volvió a ser la misma. ¡El diablo se la ganó!

Los Penitentes de la Noche - Erwin Smith

¿Qué pasó con el profesor Erwin? Se cuenta que trabajaba a muy altas horas de la noche. Su familia y su novio le advertían que no hiciera eso que a esas horas salen cosas malas y es mejor trabajar en la mañana. ¿Por qué no calificaba al atardecer? Nadie lo sabe. Tampoco les prestaba atención porque para él eran simples cuentos de miedo. Pero una de esas noches más oscuras en las que pareciera que la luna pierde su brillo. Su novio no se encontró en casa y escuchó pasos a eso de las 3 de la mañana. La curiosidad le ganó y por la rejilla de la puerta vio una procesión de gente vestida con túnicas negras, totalmente cubiertos. Pararon frente a su puerta y tocaron. Incapaz de ser descortés los recibió en el umbral. El líder le entregó una candela y le pidió cuidarla. Cuentan que pasó una semana, era la fecha por la que pasarían por la candela. A la misma hora con el mismo ambiente sombrío. Él buscó la candela pero en lugar de candela encontró un hueso. El hombre de la túnica dijo que no era lo que había dejado y un castigo era lo que merecía. Lo último que supimos de él fue que su novio lo encontró muerto al lado de la puerta. Los ancianos dicen que nadie se salva, que es la muerte y otros simplemente no lo creen. Ten en cuenta no trabajar de noche, y si lo haces, no le abras la puerta a nadie.

El Lechero. - Historia Reiss.

Cerca de las 3:30 de la mañana era una rutina ir por agua al arroyo del barrio. Historia y Frieda se preparaban con dos baldes y suficiente voluntad para caminar cuatro kilómetros. Llevaban algunos metros recorridos cuando una campana, característica del lechero, sonó tras ellas. No le prestaron atención y siguieron su camino. Sus pies y comienzaron a pesar al ritmo que la campana sonaba cada vez más cerca. Por más cerca que se escuchara la campana, el lechero nunca apareció. Una de las vecinas salió y las invitó a pasar a su casa, preocupada. Les dijo que el lechero era un mal augurio, que era mejor que regresaran a casa y ya luego entrada la mañana se acercaran al arroyo para el agua del día. Ya en la tarde, la noticia de un pajarero muerto sorprendió al barrio. Nadie sabía quién era el hombre. Solamente que flotaba en el arroyo.

El Cadejo - Jean Kirstein.

Dicen que la musa de su corazón y mente lo traicionó. Había sido comprometida con otro hombre por su dinero y estatus. Según él, la chica lo amaba y él a ella. Ahogado en la pena pasaba su tiempo nocturno en la cantina con una zapatilla de ballet de la chica en sus manos. Lloraba y bebía tratando de olvidar su pena de amor. ¿Qué le decía su familia? No se sabe, las penas de amor son como un abismo interminable. De una a otra noche, cuenta la gente, que lo vio caminando por las calles a punto de caerse inconsciente. Un perro que llegaba a la cintura del hombre, Jean alcanzaba los 2 metros, y de unos ojos rojos y pelaje negro acompañaba sus pasos. ¿Qué bonito? Duró una semana con ese perro tras sus huellas. Una de las mañana de domingo le encontró tirado en uno de los callejones fríos y lúgubres de la ciudad. En una de sus manos llevaba el zapato de su amada. Del perro no encontraron rastros. Dicen que se llama Cadejo y se encarga de acompañar a los borrachos. Depende de cómo lo veas puede ser malo o simplemente alivia el dolor de un pobre corazón roto con la muerte.

La Siguanaba - Reiner Braun.

Me contaron que Reiner era todo un Don Juan con las chicas. Algunas veces acertaba y se ganaba una cita y muy pocas veces era rechazado. Una de esas noches en la que salía del campo después de arar la tierra, se encontró completamente a solas en la vereda de la montaña del pueblo. Ya cerca de casa, a la lejanía, vio a una chica de belleza deslumbrante. ¿Suerte? No lo creo. La persiguió cegado por sus instintos seductores. La mujer parecía que desaparecía y aparecía por las largas calles del pueblo. Ya cerca de la orilla del barranco, la mujer paró. Tremendo susto se llevó el pobre joven cuando la mujer al voltear tenía una cabeza de caballo. Pareciera algo gracioso pero para el pobre Reiner no fue así. Desapareció por meses hasta que le encontraron entre el barranco. Dicen que ese monstruo existe para deshacerse de los mujeriegos.

El Sombreron - Sasha Blouse.

Si una de estas noches escuchas los cascos de caballos y una carretilla cerca de tu casa, escóndete inmediatamente debajo de las sábanas de tu cama. Sasha era una chica muy alegre, se caracterizaba por alimentarse de una manera bestial. Su padre estaba bien con eso. Las noches de octubre suelen ser más frías y ventosas. Ese viento trae visitantes inesperados e indeseables, ten cuidado. Sasha amaneció con una trenza imposible de deshacer y sin apetito. Su padre no le prestó atención al principio, tal vez se encuentran enferma. Sin embargo, una de esas noches escuchó una guitarra fuera de su casa y una voz, como si fuera una serenata. Ingrata fue su sorpresa al ver a su hija en la ventana cegada por la música y contemplando a un hombrecillo de gran sombrero y zapatos puntiagudos. Para no cansarte, la chica comenzó a deteriorarse de salud. Dejo de comer y compartir con ellos. Las serenatas fuera de casa seguían y las trenzas no desaparecían con nada. Desesperado, la internó en el convento del pueblo. Pasaron semanas y la chica parecía empeorar. Una mujer del pueblo vecino, al escucharlo, le dijo que su hija le debía pedir agua en una red al hombrecillo. La chica lo hizo y el hombrecillo nunca regresó. Dicen que algunas no corren con esa suerte y mueren de tristeza. A estas chicas, el Sombreron las llora en sus lápidas con una canción que parece un lamento y en la noche se escucha una carretilla y cascos de caballo salir del pueblo.

¡Espero les haya gustado y gracias por leer!

Las leyendas que narre están regadas por Latinoamérica con otros nombres. En otros países he escuchado que a la Siguanaba le llaman Sigua ya los Penitentes de la Noche simplemente es gente normal que entregan algo.

La historia del lechero le pasó a mi abuela en el año 1930.

La segunda parte trae más leyendas y más personajes.

Oriónidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora