El presente, ¡El presente!

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Shingeki no kyojin pertenece a Hajime Isayama.

Pairing: ErenxMikasa
Rating: M
Semi - canónico.
Mikasa encubierta debe entregar una carta a Eren, quien se encuentra malherido en el hospital de Marley.

El sol alumbraba oscurecido por algunas nubecillas que se asomaban por el frente, y el ambiente que se respiraba y sentía en Marley era muy similar: personas caminando por las calles de baldosas blanquecinas oscurecidas por el tiempo y la suciedad y el presentimiento de algo oscuro e infame a punto de suceder, tal vez ese día, en una semana, meses u años. Sin embargo mientras no arruinara al presente, no importa ¿cierto?

Caminó por las estrechas calles del pequeño territorio asignado a los eldianos. Llevaba dentro de su vestido una carta con las indicaciones puntuales e importantes de Hange para Eren, quien se encontraba en el hospital de ese lugar. Al principio lo harían confiando en el mensajero estúpidamente inocente del que Eren les había comentado en una de las cartas pero no terminaban de creer en esas palabras y por lo tanto una opción viable era usarla a ella como visitante de su "esposo" malherido en la guerra. Para evitar ser reconocida le embutieron en un vestido de color crema con el que pasaría desapercibida, Kiyomi le dio una peluca castaña clara y unos lentes por el cual sería prácticamente otra persona, según ellos.

Un hombre marleyano, de los soldados, le llamó desde la esquina, por supuesto ella ignoró cualquier llamado. Siguió por unas esquinas más hasta que llegó a la del hospital. Estando a punto de entrar vio caminar hacia ella a otros hombres, estos le preguntaron por sus servicios y ella se los quitó de encima diciendo que había sido solicitada en otra parte. Descontentos chasquearon la lengua y desaparecieron de su vista. Finalmente se encontraba en el lugar.

La enfermera recepcionista la examinó de arriba hacia abajo con los ojos entrecerrados.

-¿A quién vienes a visitar?

-A mi esposo, Kruger. Escuché que había sobrevivido y vine por él.- La mujer sin dejar de verla con los ojos entrecerrados dejó la pluma que llevaba en la mano en el tintero. – De visita.

-Niña, no soy tonta. Por suerte, hemos estado recibiendo este tipo de visitas. – Sintió su rostro caliente y bajó la mirada a sus pies. Claro que no era ese tipo de visita. – El compañero de habitación de Kruger murió ayer. – Aseguró lo supuestamente obvio. – Habitación 104.

-Gracias.

-Procura dejar limpio. – Los cabellos de su nuca se erizaron. Era como si todos se alinearan para decir ese tipo de cosas hoy; incluso Levi y Hange mencionaron algo de 19 años, hormonas, sexo y cuidarse. ¿Qué creían ellos que era ella?

De pie frente a la ligera puerta de madera, dejó salir un suspiro y respiró hondo. Era casi un año de no verlo y se sentía como una eternidad. Entró apresuradamente y se reclinó contra la puerta, sus ojos se adecuaron a la habitación oscurecida de blanquecinas paredes.

-¿Qué haces aquí, Mikasa? – Sus ojos se nublaron cuando vio el estado deplorable del ojiverde sentando en una sencilla cama de hospital. – Les dije que...

-Eren, ¿qué te sucedió? – Se lanzó a examinar su rostro y las vendas que cubrían su ojo. - ¿Cómo pasó esto?, ¿estás realmente bien? – La mirada de pocos amigos que lanzó le hizo recordarse que era una misión y no debía alterarse, era parte de su plan. – Oh, he traído algo para ti. – Y sabía que no debía hablar de manera sospechosa.

Deslizó los lentes fuera de su rostro y la peluca fuera de su cabeza, luego metió sus manos dentro del vestido en busca de la carta que llevaba en su torso. Eren se sonrojó ligeramente a pesar que simplemente veía unas medias blancas asomarse bajo el vestido. Mikasa le entregó la carta y con los dedos ligeramente temblorosos abrió el sobre sellado con cera, pero inmediatamente lo dejó caer en el colchón.

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