Capítulo V: El renacimiento

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El toque de queda se había anunciado minutos después de que el proyecto Séptima había salido a la luz.

El líder humano estaba pálido frente a las cámaras de televisión y su voz tembló al anunciar que un grupo de líderes draconianos había puesto en marcha, sin su aprobación, el secuestro de seres de diferentes dimensiones para unir sus almas.

El caos no se hizo esperar. Los saqueos y los asesinatos duraron semanas. Todos los draconianos de la Tierra tomaron las calles, mantenían a raya a los humanos, pero los guardias acababan con cualquier humano que vieran correr.

El llanto y el arrepentimiento iniciaron cuando los draconianos se dieron cuenta de todo lo que había pasado y que habían sido controlados por el temible dios errante. Empezaron a reconstruir las ciudades, a resguardar a los humanos que no eran exiliados a la zona árida, no se detuvieron ni un instante.

Se habían organizado para derrocar a quien estuviera en la fortaleza humana. Esperaron durante días, luego de la llegada de la sexta misión liderada por Azul Dramen.

El primer golpe ocurrió cuando la sexta misión escapó de la fortaleza. Miles de guardias abandonaron el planeta, pero existía una fuerza oscura que abrazaba aquella edificación como si de un hijo se tratara y que no permitía la entrada a las instalaciones. Era bastante aterrador mirar a aquellos seres sonreír sin razón aparente, moviéndose por los pasillos como poseídos por alguna entidad maligna. Para ese entonces, ningún civil draconiano podía ser controlado.

El segundo golpe ocurrió cuando Azul Dramen murió.

La nave había despegado y todos los demás empezaron a salir. Todos los líderes humanos estaban muertos y los líderes draconianos habían desaparecido.

Parecía como si la civilización hubiese renacido entre las cenizas. Como si empezaran a vivir por primera vez. En las calles de aquella ciudad, miles de personas se ayudaban entre sí. Ofrecían alimento, agua y techo a los humanos desterrados.

Quizás eso era lo que debía pasar, los pueblos fuertes se levantan ante las adversidades.

Todos miraron al cielo cuando la nave donde iba el cuerpo sin vida de Azul Dramen despegó hacia las estrellas.

—Una vida ha sido entregada al universo por la salvación de todas las demás.

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