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— ✧ LONDRES, INGLATERRA. JULIO, 1973. ✧ —
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faith abrió los ojos con dificultad y perdición y sintiendo su cuerpo protestar dolorosamente ante ello. al enfocar la vista, se dio cuenta de que estaba de espaldas sobre una superficie blanda y agradable y que sobre su cabeza había un techo pintado de blanco.
se sentó lentamente y mirando a su alrededor. estaba en una habitación, y dudo si era de hombre o mujer por el orden en el lugar.
palmeo la cama en la que se encontraba y se movió ligeramente, acomodándose. era posiblemente, la mejor cama en la que había estado en toda su vida, suave y cómoda.
se miró así misma, al comenzar a tener algo de conciencia.
el vestido que john le había regalado, aún estaba en su cuerpo.
levantó las sábanas grises que la cubrían desde el regazo hacia abajo y se fijó en la venda alrededor de su muslo, bajo su nalga.
frunció el ceño con confusión ante ello, ya que no recordaba haberse lastimado y mientras intentaba forzar su mente a recordar lo que había sucedido antes de su inconsciencia, una voz masculina la sobresaltó.
—buen día, ¿cómo te sientes?—
llevó sus ojos a la entrada del cuarto, mirando fijamente al extraño que tenía una taza de té entre sus manos y estaba recargado contra el umbral.
faith lo examinó de pies a cabeza. definitivamente no lo conocía pero había algo en él, que hacía picar su curiosidad.
—¿te hiciste algo en el cabello o simplemente es así?—
brian soltó una risa suave y negó con la cabeza, agitando levemente su voluminosa y característica melena.
esperaba que la chica reaccionara asustada, tratara de huir o comenzará a bombardearlo con preguntas sobre qué había sucedido.
—es así.— sonrió.
—¿puedo tocarlo?— preguntó ella, ladeando la cabeza con intriga.
faith era inocente.
may parpadeo con confusión pero al ver la pureza en los ojos de la menor, asintió y se acercó hasta la cama para sentarse en el borde de esta.
los dedos de la castaña se metieron de inmediato entre los rizos del más alto, haciéndolo sonreír.
le parecía una muchacha dulce e inofensiva, como una niña curiosa. no entendía cómo la había encontrado en tan deplorables condiciones.
—te traje esto.— dijo, tendiéndole la taza de té.
las manos de ella, abandonaron su cabello para recibirla y envolverlas alrededor de la cerámica para obtener calor en sus palmas.
dio un sorbo y sonrió ligeramente contra la boquilla. era delicioso.
—gracias.— musitó.
—soy brian.— pauso. —te encontré afuera ayer por la noche. creo que te desmayaste.—
ella guardó silencio y dio dos sorbos más. se sentía avergonzada y cohibida ente el tema.
un nudo pesado apretó su garganta ante imaginarse su estado por la noche y ante el recuerdo de su rubio amado en compañía de alguien más.
—mi madre limpió la herida de tu... trasero.— susurro el mayor, con cautela y delicadeza. —dijo que parecían uñas clavadas.—
faith trago saliva. ni siquiera había notado que su madre la hubiera lastimado a tal punto de cortarla y hacerla sangrar.
bajo su mirada, avergonzada y agradecida de que hubieran cuidado de ella, y por tener la delicadeza de que una mujer se encargará de ver sus nalgas heridas.
—¿sabes que al ingerir esas... cosas, te haces daño? pones tu vida en riesgo.—
la pregunta de brian la tomó por sorpresa y la hizo sentir vulnerada y herida.
ella no lo hacía por voluntad.
—yo no quiero hacerlo.— susurró quebrada.
—entonces ve a terapia. yo puedo ayudarte a buscar un grupo de rehabilitación.— animó él. —aún eres joven y de seguro puedes salir adelante.—
un sollozo escapó de la garganta de ella antes de que pudiera detenerlo.
—yo no lo hago...—
may guardó silencio, consternado.
—¿alguien te está obligando a hacer esto, pequeña?— preguntó preocupado y levantando su mentón con delicadeza para obligarla a mirarlo.
faith no respondió verbalmente. le dio una mirada tan llena de pánico, dolor y tristeza que brian obtuvo la terrible respuesta solo en sus ojos.
—¿podrías abrazarme?— suplicó ahogada.
él la rodeó con sus brazos de inmediato. sin duda, sin miedo.
acarició su cabello y la escuchó llorar en su pecho durante largos minutos, humedeciendo su camisa blanca con su oscuridad.
con su dolor amargo y negro.
faith no entendía qué pasaba consigo misma. solo quería llorar hasta que ya no hubieran más lágrimas, drenar todo el dolor o morir con el.
¿por qué su arcoíris no estaba allí para iluminar su día oscuro?
sabía la respuesta, y eso solo intensificaba el agonizante dolor de su pecho.
—¿qué hacías a mitad de la noche por este barrio?— consultó él.
—no lo sé. trate de llegar con mi arcoíris... intenté llegar con él, pero...— la voz de ella se apagó ante la memoria.
—¿arcoíris?— repitió brian, curioso.
y así fue como deaky, tras un par de preguntas más, dejó de ser el único rosa amistosamente cómplice.
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