seis vasos de agua (cuento)

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Seis vasos de agua

Todas las mañanas a las cuatro con dos minutos, Bernardino bebe seis vasos de agua y se dirige a la Tierra. Se toma muy en serio la puntualidad desde el día en que perdió la vida. Además, tuvo que mudarse a un pueblo cuyo nombre es “Un misterio”, donde habitan seres de todos los colores y tamaños.

Bernardino pasa sus días y noches entre los pensamientos de los otros, o en los sueños, o… en los recuerdos. Casi nunca está en el pueblo. Los habitantes le dicen:

—Quédate aquí. Allá en la Tierra se olvidarán de ti en poco tiempo.

Y él contesta:

—El tiempo es tiempo, no hay poco ni mucho.

Pero el pobre muchacho tiene la sensación de que ya no le será posible entrar en los pensamientos, o en los sueños, o… en los recuerdos de sus seres queridos.

Una noche, decide escurrirse en el sueño de su madre.

—¿Aun me amas? —pregunta Bernardino.

—Por supuesto que sí.

—Entonces, ¿Por qué mi visita borra tu sonrisa? ¿Por qué se te llenan los ojos de lágrimas después de verme? He intentado beber más agua, así podré llorar en tú lugar.

—No es necesario. En realidad… lloro porque al abrir mis ojos no estás ahí.
De pronto, ya es hora de volver a “Un misterio”. Él sabe que no puede quedarse en la Tierra por más tiempo. Es su último viaje.

—Habla… dime qué puedo hacer por ti —insiste el muchacho.

—Nada.

—¿Nada?

—Nada —repite ella—. Llorar es también una muestra de mi cariño. Significa que te llevaré conmigo siempre.

—No tiene sentido. Nadie puede hacer eso.

Sin embargo, sin previo aviso, desaparece, y un segundo antes de hacerlo, alcanza a escuchar:

—Esa es la magia del llanto.

Sus ojos se han llenado de agua, probablemente por los seis vasos de agua que ha bebido ese día, o quizá, ha comenzado a sentir el amor del que tanto habla su madre. Es un llanto silencioso, escurridizo como él, y reconfortante. Bernardino no volverá a la Tierra, pero sabe que tampoco será olvidado.

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1 nov 2020
lo escribí para mi clase de teatro para niños. hace un tiempo que no he tenido animos para ponerme a escribir hasta ahora, que fue por obligación y acabé disfrutando.

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