crecer

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Y entonces lo dijo.

—¡Quiero romper contigo!

De pronto, la música estruendosa había sido reemplazada por una balada romántica, irónicamente al tiempo que él gritaba a todo pulmón.

De fondo sonaron las notas suaves de la melodía, pero los presentes no se molestaron en moverse... Decenas de ojos se habían detenido en nosotros.

En medio del baile de primavera.

Por largos y estresantes segundos me quedé mirándolo fijamente deseando que aquello se tratara de una broma de mal gusto, de esas en la que descubres la cámara oculta después de filmar tú cara.

—No quería que las cosas terminaran de esta manera —pronunció él antes de volverse hacia el resto—. ¡Disculpen, esto es privado!

Pestañé un par veces paseando la mirada en nuestros espectadores. Algunos de ellos murmuraron un par de cosas y otros evitaron el contacto visual, pero ¿qué importaba ahora?

Los ojos claros de Nolan me miraron expectantes sin obtener algún movimiento de mí parte porque mi cuerpo permanecía tan tieso como un alambre. Mi voz se había quedado atascada en el camino ¡Cuando tenía tantas cosas por decir!

Eventualmente el resto de parejas regresó a sus asuntos retomando la música en un baile lento y no fue hasta que volvimos a pasar desapercibidos cuando el habló.

—Lo siento —y lo siguiente que vi fue la espalada de Nolan dándose espacio entre los pasos lentos de las personas.

Finalmente, el sonido regresaba a mis oídos, lo que me permitió apreciar la voz de Ed y Thinking out loud en las bocinas. Pero no tuvo sentido quedarme ahí parada porque mi pareja se había marchado.

Fue cuando los engranes de mi cabeza comenzaron a trabajar. Sin embargo, el vodka permanecía en mi organismo y no tuve claridad suficiente para pensar lo que hice a continuación. Mis pies se movieron rápidamente hasta la salida donde me esperaba el aire fresco y la hierba recién cortada. Entonces divisé a Nolan tan solo un par de metros más adelante.

—¡Oye tú! —le llamé recuperando la voz y respirando agitadamente—. ¡Nolan Henry Tomphson Parks!

Para asombro mío Nolan sí se volvió. Y mis pies estuvieron a punto de salir corriendo de no ser porque aquella opción quedaba definitivamente descartada, así que reuniendo el coraje posible dije:

—¡Eres un gran hijo de puta! ¡Terminaste conmigo porque no estabas dispuesto a enamorarte de mí!

Nolan negó con la cabeza, apenas un movimiento perceptible. Parecía exhausto.

—Y tu no estás dispuesta a crecer.

A partir de aquellas palabras, Nolan Henry Tomphson no volvió a mirar atrás.

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