Amores Imperfectos (M2)

Capítulo 18

Stephen Miller

— Robaron cuatro millones hace unos minutos, el equipo está siguiendo el rastro— Damián entra con su tablet en la mano y hablando un montón de mierda—El dinero se fue otra vez a la cuenta de Tara y ella está en recepción ahora mismo con Liliana no se que es esto pero algo me dice que ella no es quien nos roba

También lo pensé y estoy seguro que no es ella pero a los ojos de mis padres y de los accionistas ella es la culpable.

—¿Saben de que fuente hicieron la transacción?— mi hermano asiente y teclea algo en su tablet y me la da. Tengo un punto dolor de cabeza ahora—Dile a Andrea que me traiga una aspirina

El reporte de seguridad arroja a una lapto cerca del central park, aprieto los dientes al ver la dirección. La puta mierda que tendré que lidiar ahora, nunca me dejará en paz eso está claro y hasta que no consiga lo que quiere no estaré tranquilo.

Saque mi celular y llamé a Tara para que estuviera en mi oficina en cinco minutos. Andrea entró con la aspirina y un vaso de agua, le agradecí y le pedí a Damián que saliera.

—¿Para que soy buena?— Tara entra con el ceño fruncido y se acerca a la silla enfrente de mi. Joder el dolor de cabeza me está matando—Stephen ¿Te encuentras bien?

—Lee esto y por favor ni se te ocurra atravesar esa puerta— Lee los papeles y noto como su semblante cambia. De todas las personas no me imaginé esta pero creo que Tara y yo ya lo veíamos venir

—La mataré—La voz de Tara se me hace lejana, masajeo mi sien y tomo otro sorbo de agua— Ya lo esperábamos Stephen pero no entiendo por que usa mi cuenta para inculparme. ¿Qué harás al respecto?

—No lo sé, primero tengo que investigar ha donde manda el dinero, luego de que la pasa a tu cuenta la manda a otra del exterior pero el dueño es desconocido. Un equipo de la empresa de Francia se está encargado de buscar en el banco. ¡Ahg mierda!— una punzada ataca mi cabeza desestabilizandome. Me levanto pero al dar dos pasos caigo brutalmente al piso, mis oídos se irritan con los pitidos y las voces se distorsionan

—¡Stephen!—Tara se acerca y trata de levantarme—¡Damian! ¡Damian!

Mi vista se torna borrosa y poco a poco mis ojos se cierran inundandome en oscuridad.

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—¡Teressa! ¡Teressa! —

—Aqui estoy,tranquilo grandulón —Aparece en la habitación con un lindo vestido lila y descalza, su cabello está desordenado y sus mejillas estás rosadas. Está hermosa

—Hola mamá sexi— Subo y bajo las cejas con burla—Mira el desastre que Laila provocó— La bebé de diez meses frunce los labios al oírme. Está pequeña parece entenderme

—¿Ella o tú?— Se cruza de brazos mirando entre Laila y yo. Nos miramos y reimos al ver a su madre algo enojada— A ver pequeña vamos a darte un baño—la carga y la pequeña empieza a balbucear—Si lo sé tu padre es peor que tú pero no te preocupes que luego le daré si castigo

—¡Oye! Te escuché— Voltea a verme con una sonrisa burlesca

—Ese era el punto Miller—

Stephen

Stephen despierta

—Stephen—

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Abro los ojos encontrándome con una mata de pelo castaño que estorba en mi cara y luego con unos ojos que me miran acusadoramente.