Capítulo Veintiuno

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Todos iban de camino a la ciudad Inazuma, a contarles a todos las buenas noticias..., pero también las malas. Sabrina había sido llevada en un helicóptero a un "hospital", según había denominado el Primer Ministro Vanguard, quien, desde que se había enterado de lo que le había pasado a la chica, había decidido pagar todos los gastos médicos de su recuperación

–¿Y dónde dijiste que estaba ese laboratorio, Tori? –Le preguntó Jude de repente, rompiendo el silencio de toda la caravana

–No muy lejos de la ciudad Inazuma. Mi padre tiene ahí una gran instalación donde hacen todo tipo de experimentos. También tiene el mejor equipo médico de todo Japón.

–Comprendo.

Entonces Jude llamó a su padre, que también era muy rico, y le contó todo, ante la atenta mirada del equipo. Le pidió que enviase también a todo su equipo médico y de investigación. Cuanta más ayuda mejor.

–Está bien, hijo –aceptó el padre, orgulloso de la persona en que se había convertido Jude–, pero luego quiero conocerla.

–Gracias, papá.

El silencio inundó la caravana. Mark estaba muy agradecido a Jude por todo lo que estaba haciendo por Sabrina. Sabía que también era amiga del estratega, pero eso no quitaba su profundo agradecimiento, así como con Tori. Pero no solo Mark se sentía así, todos en el equipo estaban contentos de la acción de Jude. Sin embargo, Sue también pensaba en otra cosa:

–¿Eres rico? –Le preguntó Sue asombrada.

Todos la miraron, incrédulos. ¿De verdad le preguntaba eso ahora?

–No, mi padre es rico.

–Eso es lo que siempre dicen los ricos –le restó importancia la chica, causando una pequeña sonrisa en todos–.

»Que desperdicio. Ser rico y seguir llevando esas gafas pasadas de moda.

–Me gustan mis gafas, Sue –rebatió el chico.

Esas gafas al fin y al cabo formaban parte de su historia. Sí, se las había dado Ray Dark, pero gracias a él se convirtió en un gran creador de juego. Puede que al principio fuesen extrañas e incómodas, pero se habían convertido en su seña de identidad, en algo imprescindible para él. Jude ya no sabía vivir sin ellas.

–Pues a mí no, y como tu amiga te recomiendo que cojas unas nuevas. A las chicas nos gustan los chicos a la moda. Y tú no lo estás.

–Sue...

–No, Tori –la detuvo, totalmente seria–. Verás Jude, deberías cogerte unas gafas como estas –le enseñó unas gafas de sol rosas, decoradas con flores.

–Oh, sí, le pegan mucho –comentó Scotty con sarcasmo, provocando las risas de todos.

Sue sonrió, orgullosa de haber logrado que se relajasen un poco. Aunque, por una parte, sí que le decía en serio lo de cambiarse las gafas. No le gustaban nada 

–¿Y bien?

–Emm... –Jude dudó en qué responderle para no herirla–. Me lo pensaré.

Axel rio ante la mueca de asco de su amigo al ver las gafas.

Por un momento, todos rieron como unos adolescentes normales, porque se lo merecían, porque habían pasado por mucho y ahora se merecían unos instantes de felicidad.


╭───────╯ °✧° ╰───────╮


Caminaba por los pasillos, pasando desapercibido. El maletín le pesaba en la mano aunque no llevase nada. Solo un pequeño frasquito.

Otro mundo [IE] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora