Capítulo Veintidós

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Mark no se rendía. Había vuelto a la portería debido a la situación de Darren. Sus manos estaban tan dañadas que no podía ni moverlas. Había estado parando todos los balones que había podido. Estaba dolorido desde el partido contra Génesis y ni siquiera sabía cómo había llegado tan lejos. Por eso, Mark lo sustituyó.

–¿Por qué? –Le preguntó dolido– ¿Por qué recurriste a la piedra Alius, Nathan? 

–Porque quería ser más fuerte, tanto como tú –le respondió sombríamente, perdido en sus pensamientos. A su mente llegaron todos los momentos en los que sufrió tanto por culpa de la Academia Alius

Mark quedó sorprendido y recordó lo que le dijo tras el primer partido contra Génesis. Él le dijo que debían ser más fuertes. Por su culpa, Nathan tuvo que recurrir a la piedra Alius. ¿Qué había hecho?

Le pasó el balón, sintiéndose una escoria, y le animó a tirar. Mark Evans se estaba rindiendo ante el rival, cediéndole el balón. Nathan sonrió cuando recibió el balón. ¿Que Mark quería redimirse? Pues ya era tarde. Ya los habían sustituido, a Kevin, a Steve, a Jim... a él.

–Tira –le animó Mark, sin poder mirarle a los ojos–, tira con todas tus fuerzas y lo pararé.

Y Nathan no se hizo de rogar.

–¡¡Remate Triple!!

–¡¡Mano Celestial!! –Mark sacó su mano, su primera supertécnica, dejando a todos sorprendidos, pues todos esperaban que sacase el Super Puño Invencible–. 

»Vamos chicos, ¡¡tenéis que recordar nuestro fútbol!! –Gritó apenas sin fuerza, había sido tumbado al suelo debido al impacto del chut de Nathan–

»Tenéis... que... recordar

Y entonces, cayó inconsciente.

–¡¡Mark!! –gritaron asustadas las gerentes y sus compañeros de equipo.

Sin embargo, no solo Mark estaba tumbado en el suelo, sin moverse. Todos en el campo estaban tan sumamente cansados y magullados que no tenían apenas fuerzas para moverse. Nadie se movía y eso desesperó a Nelly, que empezó a gritarles que se levantasen. Lo que sentía al ver a los que ya consideraba sus amigos tumbados en el suelo sin moverse le hacía doler el corazón. Y Mark... Prefería no verlo, porque solo le daban ganas de llorar

"Por favor, levantaos"

–Ha terminado el duelo –comentó con una sonrisa Nathan.

Lo que no esperó, ni él ni nadie, fueron los gritos de una chica que, pese a no poder entrar en el campo, siempre estuvo con el equipo desde el comienzo, alguien que creía en ellos con toda su alma

–Raimon, Raimon, Raimon –animaba Silvia Woods, la primera gerente del equipo.

No tardó mucho en ser seguida por Sue, Celia, Willy y Nelly. Pronto, todo el mundo que veía el partido comenzó a corear el nombre del equipo de fútbol.

–Raimon, Raimon, Raimon.

Incluso la chica inconsciente que se debatía entre la vida y la muerte lo coreaba en susurros, asustando a su enfermera.

–Raimon, Raimon, Raimon.

–Doctor, doctor, está hablando –gritó emocionada la enfermera, saliendo de la habitación a toda prisa–. ¡¡Ella está hablando!!

De repente, los gritos cesaron y los jugadores comenzaron a levantarse. Todos, menos Mark.

–¡¡Mark!! –gritaron Axel y Jude.

–Capitán –murmuró sorprendido Jack al no ver a su capitán levantado.

–¡¡Mark!! –gritó Erick preocupado

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