34

654 72 57
                                    

34 | Capítulo treinta y cuatro.

34 | Capítulo treinta y cuatro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

DANI

Cuando Valentín escuchó mis palabras, su reacción fue instantánea.

Se aferró más a mi cintura, como si quisiera asegurarse de que no me iba a alejar. Sentí su respiración agitada contra mi piel, y de repente, una oleada de besitos suaves empezó a recorrer mi mejilla, mi sien, mi mandíbula.

Cada beso era pequeño, pero cargado de algo enorme.

De amor.

-Dani -susurró entre besos, con una emoción en su voz que me hizo latir el corazón más rápido-.

-¿Qué pasó, Valu? -pregunté, sintiendo el calor subir a mis mejillas-.

-A mí me gustaría estar con vos.

Su voz sonó tan sincera, tan vulnerable.

Me mordí el labio para no sonreír como un tonto, pero no pude evitarlo. Apoyé mi cabeza en su hombro y rocé mi nariz contra su cuello, como si de un gato buscando cariño se tratase.

-A mí también, Valu -susurré, sintiendo mi pecho explotar de felicidad-.

Sin pensarlo demasiado, me estiré un poquito y le di un besito en la mandíbula. Sentí cómo su piel se erizaba bajo mis labios.

Y justo en ese momento, la puerta del baño se abrió de golpe.

-¡¿O sea que ya son novios?! -gritó mi mamá, con los ojos brillando de emoción-.

Nos separamos de golpe, mirándola con sorpresa.

Y entonces, Valentín y yo estallamos en risas.

Mi papá, desde el pasillo, también se estaba riendo.

-¡Silvia! Dejalos a los nenes solos -dijo entre carcajadas-.

Mamá puso cara de ofendida, pero igual cerró la puerta. Aunque desde afuera se escucharon sus chillidos de emoción.

Sacudí la cabeza con una sonrisa, divertido por la situación, pero cuando volví a mirar a Valentín, me quedé sin aire.

Él ya me estaba mirando. De cerca. Tan de cerca que podía ver cada detalle de su rostro.

Sus ojos, con esas pestañas largas que siempre me habían encantado. Su ceja ligeramente despeinada, el arito plateado brillando bajo la luz tenue del baño. Su cabello revuelto, su mandíbula marcada...

Y sus labios.

Se me fue la mirada ahí, y justo cuando lo hice, él sonrió. Sentí que me derretía en ese mismo instante.

-Sos muy lindo -dijimos al mismo tiempo-.

Nos miramos sorprendidos, y después nos reímos otra vez.

Valen llevó su mano a mi mejilla, acariciándome con tanta ternura que me dieron ganas de quedarme así para siempre.

REDES (wosani) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora