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ANNE

Habían pasado unos... ¿dos meses? La verdad era que me había resistido mucho a escribir en la maldita libreta, pero la extrañaba.

Ahora, hablando del presente tenía un problema.

Narciso estaba bastante raro.

Primero que todo, no estaba alardeando de su particular y "única" belleza.

Segundo, estaba mirando pensativo al cielo.

Tercero, no me había molestado por haberme caído unas cinco veces en el mismo día delante de toda la escuela.

Cuarto, algo le había pasado en la cara porque tenía un moretón en el ojo y no me había querido decir que le pasó. Supongo que se peleó con su hermano. Siempre pelea con su hermano.

O sea, Narciso no estaba siendo Narciso.

—Roy —lo llamé, pero no contestó. Siguió mirando el cielo.

—Narciso —volví a llamarlo.

Ahora sí que me contesto.

Y no estaba preparada para lo que me dijo.

—Vi a la novia del señorito perfecto besándose con otro en la fiesta de Billy Andrews —soltó, como si fuera lo más normal del mundo—. Y luego se besó con cinco chicos más por un reto que le hicieron.

—¿Qué? ¿Cuando pasó esto?

—Ayer, cuando te invité a la fiesta y no quisiste ir porque querías pasar una noche depresiva comiendo helado y viendo películas de adolescentes tóxicos con falta de comunicación en sus relaciones.

—Pero... ¿cómo? Ay dios, a Gilbert se le va a romper el corazón —susurré, preocupada.

Pobrecito, no quiero ni imaginar como le va a doler.

—No creo que se le rompa el corazón, Anne. Le va a doler, pero no puede romperse su corazón si está enamorado de alguien más. Aunque claro, el futuro doctor está tan ciego que no lo puede ver —murmuró, soltando un bufido.

Lo miré sin comprender y él volvió a soltar otro bufido.

—Que está enamorado de ti, Elaine. Pero es tan ciego e idiota que tuve que ir a decirle sus verdades a la cara para que por fin se diera cuenta de que se puso malditamente celoso cuando nos vio juntos. Negó hasta el último minuto que te quería, pero terminó aceptándolo.

Esperen.

Hay que unir cabos.

Gilbert tiene tremendo golpe en la mejilla.

Roy tiene tremendo golpe en el ojo.

—¿Se pelearon? —le grité, señalandolo.

—Lo provoqué un poquito —masculló, desviando la mirada.

—¿Qué le dijiste, Roy Gardner?

—Que... bueno, le dije que te estaba perdiendo, que recapacitara, que por una vez en su vida no sea tan señorito perfecto y acepte que se equivocó al rechazarte.

Me quedé estática.

—¿Por qué me miras así? —preguntó, posando sus ojos en los míos.

—¿Por qué le dijiste eso? Sabes que estoy enamorada de Gilbert. Sabes que pasaría si él realmente está enamorado de mi. Y aún así, fuiste y le dijiste todas esas cosas. No... no lo entiendo.

Tomó mi mano, apretandola. —No seré el malo de la historia, Elaine. Tampoco seré el chico que se conforma con una chica que no lo quiere como debería. Te amo, pero yo no soy el chico que anhela tu corazón. Y prefiero verte feliz.

—Roy...

Puso un dedo en mis labios, besó mi mejilla y susurró:

—No creas que te vas a librar de mi, Elaine. Puede que esté renunciando a ti como novia, pero quiero seguir teniendote como amiga. Eres jodidamente especial y el que te tenga en su vida es afortunado. —Miró detrás de mi y sonrió—. Ahora ve a decirle a Gilbert que Winifred lo está engañando, porque tú y yo sabemos que es mejor vivir con la verdad que con la mentira. Y dile que sea lo suficientemente valiente y arriesgado como para aceptar que se intentó engañar con la rubia esa, cuando eres tú la dueña de su corazón.

𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕 (𝑨𝒏𝒏𝒆 𝒙 𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora