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ANNE

Me dolió tanto decirle a Gilbert todo lo que me contó Roy. Al principio no lo creía, pero buscando las pruebas suficientes, entendió que era real. Que todo lo que decían de Winifred era real.

—Bueno, supongo que debí esperarlo —murmuró. Caminábamos juntos a mi casa. Se había ofrecido a acompañarme—. Digo, sería raro que alguien no quisiera reemplazar mi presencia. Bah, seguramente fui mal novio.

—No digas eso, tú no tienes la culpa —le dije, enfadada porque Winifred lo haga dudar de si mismo y como es de novio.

Seguramente es el novio perfecto.

—Bueno, ella siempre decía que era muy aburrido. Pero... no soy fan de las fiestas, tampoco de emborracharme hasta quedar sin conocimiento ni de salir cada día. Ya sabes, prefiero pasarme la tarde leyendo... no sé, libros sobre el descubrimiento de las distintas enfermedades y como lograron encontrar curas para ellas. Es fascinante.

—Y eso está bien —asentí repetidas veces con mi cabeza—. Eso hace que Gilbert sea Gilbert. Es lo que hace que Gilbert sea perfecto.

Creo de debiste omitir lo último, me reprochó la Anne malévola.

Sigue, sigue así, ¡dile que lo amas!, me alentó la Anne benévola.

El pelinegro se detuvo, mirándome, pero yo continué avanzando.

—Anne, yo...

—¡Oh mira! ¡Katy vino a buscarme! —exclamé, tomando la gatita blanca en mis brazos. Ella miró a Gilbert y le hizo un desprecio propio de ella. Despreciaba a todo el mundo.

No quería conversar sobre eso ahora. No podía creer que siquiera Gilbert sentía algo por mi.

No, quizá se confundió.

Sí, eso.

O sea, solo hay que mirarme para saber que lo soy el sueño o la chica ideal de nadie. Soy un asco.

Llegamos a mi casa, me despedí de Gilbert y entré corriendo, sin dejar que él pudiera siquiera respirar.

Miré por un ladito de la ventana, viendo que estaba decidiéndose entre seguirme o irse. Se veía la duda clara en su rostro.

No vengas, no vengas, pidió Anne malévola, quien no quería que sufrieramos más.

Ven, ven rápido, por favor, pidió Anne benévola, con sus alitas de ángel revoloteando por mi cabeza.

Miró unos minutos antes de negar con la cabeza y dar media vuelta, yéndose. Suspiré entre aliviada y decepcionada.

Entonces fui en busca de la maldita libreta. Ahora había mucho que escribir, comenzando por el hecho de que Gilbert Blythe estaba soltero, a pesar de que cierta rubia le pidió que siguieran adelante, pero él no quiso. Y por el hecho de que según Narciso, le gusto.

Sé que parezco ridícula siendo tan insegura, pero la realidad es que Winifred es muchísimo más guapa que yo. Sería difícil que él teniéndola a ella—a pesar de que lo haya engañado—, se hubiera fijado en mi.

Y sí, tengo muchos problemas con mi apariencia. Me molestaron mucho por ello. Nadie me puede culpar por creer cosas tan malas de mi. Además Gilbert es demasiado perfecto para una simple mortal como yo.

𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕 (𝑨𝒏𝒏𝒆 𝒙 𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora