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Filch nos llevó al despacho de la profesora McGonagall, en el primer piso, donde nos sentamos a esperar, sin decir una palabra.

Harry temblaba de miedo y yo solo observaba a la profesora. Estaba más pálida que un fantasma.

«¿Cómo habíamos podido olvidar la capa?»

No había razón en el mundo para que la profesora aceptara que estábamos vagando durante la noche, para no mencionar la torre más alta de Astronomía, que estaba prohibida, salvo por las clases. Si a eso le añadíamos a Norberto y la capa invisible, ya podíamos hacer las maletas.

Cuando la profesora McGonagall apareció, llevaba a Neville con ella.

—¡Harry! Estaba tratando de encontrarte para prevenirte, oí que Malfoy decía que iba a atraparte, dijo que tenías un drag...- Harry negó con la cabeza, para que Neville callara, pero McGonagall no notó.
—Nunca lo habría creído de ninguno de ustedes. El señor Filch dice que estaban en la torre de Astronomía. Es la una de la mañana. quiero una explicación. – amenazaba ella.

Ninguno respondió.

—Creo que tengo idea de lo que sucedió. No hace falta ser un genio para descubrirlo. Se inventaron una historia sobre un dragón para que Draco Malfoy saliera de la cama y se metiera en problemas. Los he atrapado. Supongo que les habrá parecido divertido que Longbottom oyera la historia y también la creyera, ¿verdad? – dijo McGonagall.

Harry se mantuvo callado, pero yo no podía quedarme callada. Neville estaba asustado.

—Nunca quisimos que Neville se enterara, esto no estaba en nuestro plan. Lo siento mucho, Neville. – mentí a la profesora.

Neville me dirigió una sonrisa con un leve sonrojo y yo le correspondí.

—Estoy disgustada. Cuatro alumnos fuera de la cama en una noche. ¡Nunca he oído una cosa así! Tu, Elizabeth Weasley, tenía otra visión de ti ya que Snape dice maravillas de ti. Y tú, Harry Potter...Creía que Gryffindor significaba más para ti. Los tres sufrirán castigos... Sí, tú también, Longbottom, nada te da el derecho a dar vueltas por colegio durante de noche, en especial esos días, es muy peligroso y se les descontarán cincuenta puntos de Gryffindor y cincuenta a Slytherin. – sentenció la profesora McGonagall.

Por el rabillo del ojo vi a Hermione, escondida detrás de la puerta, escuchando la conversación con detenimiento.

—¿Cincuenta? – resopló Harry.

Con eso, la ventaja en Quidditch ya no les contaba.

—Cincuenta puntos cada uno. – dijo la profesora McGonagall, resoplando a través de su nariz puntiaguda.
—Profesora, por favor... – rogaba Neville.
—Usted, usted no... – se quejaba Harry.
—No me digas lo que puedo o no puedo hacer, Harry Potter. Ahora, vuelvan a la cama, todos. Nunca me he sentido tan avergonzada de alumnos de Gryffindor. – yo me giré y avancé hacia la salida, con mi rostro rojo de furia.
—Y yo también estoy decepcionada de la jefa de casa, que los incita y escarmienta para ganar una copa que usted desea más que ellos y que al mínimo error cometido ya les quita toda oportunidad de victoria. Que no ganen este año no será culpa de ellos, será culpa de usted y su severidad, así que cuando vea la copa en manos del profesor Snape no les vaya a reclamar a ellos, que solo han estado unos minutos fuera. – dije antes de salir de ese despacho y azotar la puerta.

—Lizzie...- dijo Neville con palidez.
—Me disculparé mañana, cuando se me baje el coraje. – respondí.

Cien puntos menos puntos. Eso los dejaba en ultimo lugar, no es que no quiera que mi casa gane pero prefiero que gane Gryffindor y así Malfoy no tendría su cara de arrogancia, porque ganamos.

𝓛𝓲𝔃𝔃𝓲𝓮 𝓦𝓮𝓪𝓼𝓵𝓮𝔂 𝓨 𝓛𝓪 𝓟𝓲𝓮𝓭𝓻𝓪 𝓕𝓲𝓵𝓸𝓼𝓸𝓯𝓪𝓵.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora