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Me levante para alistarme y vi que no estaba ninguna de mis compañeras de habitación, pero cuando entre a las duchas vi que mi cara estaba garabateada con groserías, por mas que limpiaba mi cara no se quitaba, realmente no había conocido a ninguna persona más detestable que Draco Malfoy. 

Para mi buena suerte compartíamos la mayoría de las clases con los Gryffindor, asi podía pasar mas tiempo con Harry y Ron.
Sali de la sala común mientras escuchaba a unos reírse de mi cara.

Fui hasta donde estaban Harry y Ron.

—«¿Qué te paso?»
—«Desperté así, no puedo quitarme la tinta»
—¿Qué paso? ¿Quién te hizo eso?
—No lose pero quien lo haya hecho no conseguirá lo que quiere.
—¿Y si vas a la enfermería?
—Tienes razón. – Estaba por irme pero Harry me detuvo.
—Te acompaño – Asentí y fuimos a la enfermería. - ¿Hay alguien?
—Al parecer no – Dijo Ron.
—Bueno, lo intentamos – Dije desanimada.
—¿Qué pasa? – Nos pregunto un chico mayor que por su uniforme vi que era de Hufflepuff. – ¿Son de primer año? – Ve mi cara. – Vaya, ven puedo hacer una poción que te quite eso.

Seguí al chico ya que era el único que podía ayudarme y lo hizo.

—Gracias. – Le sonreí.
—Ahora vayan a sus clases.

Caminábamos y vimos el siguiente anuncio.

Las lecciones de vuelo comenzarían el jueves, y Gryffindor y Slytherin aprenderían juntos.

—Perfecto, justo lo que siempre he deseado. Hacer el ridículo sobre una escoba de­lante de Malfoy. – dijo Harry en tono sombrío.
—No debieras dejar que eso te importe – Harry me sonrió.

Siempre ame volar, era como se sentía libre además Kei me llevaba a lugares únicos en Rumania.

Charlie me había dicho que era buena en el Quidditch, el solía hacerme entrenar en Rumania, porque él quería que fuera una jugadora profesional.

—No sabes aún si vas a hacer un papelón. De todos modos, sé que Malfoy siempre habla de lo bueno que es en quidditch, pero seguro que es pura palabrería. – dijo razonablemente Ron, animando a Harry.

La verdad es que Malfoy hablaba mucho sobre volar.

Se quejaba en voz alta porque los de primer año nunca estaban en los equipos de quidditch y contaba largas historias de él escapando de helicópteros pilotados por muggles.

«Casualmente siempre escucho sus historias.»

Neville no había tenido una escoba en toda su vida, porque su abuela no se lo permitía.

Hermione estaba casi tan nerviosa como Neville con el tema del vuelo, eso era algo que no se podía aprender de memoria en los libros, aunque lo había intentado.

En el desayuno del jueves, nos aburrió a todos con estúpidas notas sobre el vuelo que había encontrado en un libro de la bibliote­ca, llamado Quidditch a través de los tiempos.

Neville estaba pendiente de cada palabra, desesperado por encontrar algo que lo ayudara más tarde con su escoba, pero todos los demás nos alegramos mucho cuando la lectura de Hermione fue interrumpida por la llegada del correo.

Un lechuzón entregó a Neville un paquetito de parte de su abuela. 

Lo abrió excitado y nos enseñó una bola de cristal, del tamaño de una gran canica, que parecía llena de humo blanco.

—¡Es una Recordadora! La abuela sabe que olvido cosas y esto te dice si hay algo que te has olvidado de hacer. Miren, uno la sujeta así, con fuerza, y si se vuelve roja es que has olvidado algo... – en ese momento la recordadora se puso roja. 

𝓛𝓲𝔃𝔃𝓲𝓮 𝓦𝓮𝓪𝓼𝓵𝓮𝔂 𝓨 𝓛𝓪 𝓟𝓲𝓮𝓭𝓻𝓪 𝓕𝓲𝓵𝓸𝓼𝓸𝓯𝓪𝓵.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora