TERMINADA
Un grupo de elite, aquel que trabajaba con el gobierno saldando cuentas de estos, la corrupción los lleva a ser perseguidos siendo llamados "fugitivos" después de haber ayudado al Gobierno a conseguir todo. Sus relaciones pasaron a ser s...
"A principios de año cuando se separaron y cada uno tomo su propio camino, Jimin conoció a Seungmin, un adolescente con poca experiencia que le salvo la vida varias veces.
El pequeño Kim quería trabajar con él y convertirse en lo que el gran Park Jimin era, a su corta edad de dieciocho años comenzó a trabajar con Park.
Ambos se hicieron muy amigos casi al instante, eran un dúo ahora.
Meses después Rose se unió a ellos, siendo un trio bastante peculiar y desastroso, para su mala suerte Kim se metió en problemas con la mafia Italiana, el chico trabajo solo y resulta que fue una simple trampa
La mafia italiana mando a su mejor asesino a acabar con él, Agust D o su nombre real Min Yoongi.
El chico fue enviado a Corea del Sur a matar al muchacho con sus propias manos, pero fallo o mejor dicho lo dejo vivir. Min sabía que el solo era un joven sin experiencia y eso en cierta manera le hacía recordar aun conocido.
Seungmin moriría de no ser por Changbin, el cual tenía una misión y en esa misión encontró el cuerpo herido del joven, llevándolo al hospital de inmediato.
Literalmente Changbin le salvo la vida, ocultando su identidad y manteniéndolo oculto."
Los chicos escucharon todo de manera atenta, el joven azabache conto lo sucedido mientras veía con recelo a Yoongi.
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Seokjin curaba las heridas de su líder de manera cuidadosa, el peli morado tenía varias heridas en el rostro y el mayor se estaba encargando de curarlas.
– Quieres quedarte quieto – regaño el mayor mientras se encargaba de las heridas superficiales de su rostro –
– Esto duele Jin – hizo una mueca mientras sentía el alcohol en su rostro –
– Tú te buscaste esto ahora aguántate – Bromeo volviendo a colocar el algodón con alcohol en el rostro del menor –
– Gracias Jin – Dijo con tranquilidad – Por todo lo que has hecho por mi
– No tienes que agradecerme Nam – Sonrió sentándose en la orilla de la cama –
– Si tengo que, te asuste y no tuve el valor de decirte la verdad – suspiro –
– Esta bien, enserio – sonrió con sinceridad –
– ¿Esta vez no vas a huir? – Pregunto de la nada haciendo que el otro se pusiera nervioso –
– No, esta vez no – sonrió levemente –
El menor se acercó lentamente al mayor y unió sus labios en un casto beso, duro poco pero era lo que ambos necesitaban, coloco sus manos en la pequeña cintura del chico y se separó gracia a su labio herido.
