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Su abrazo se prolongo por unos cinco minutos, pero Harry no quería dejarla ir. ¿Como podría hacerlo? No la había visto durante unos diez años y se ha preguntado por ella cuatro años de los diez. Echo un vistazo más cerca a su atuendo. El suéter de puntos negros es un poco grande para ella, y los vaqueros eran exactamente lo contrario: eran apretados y se ajustaban a sus piernas. Sus pies estaban cubiertos por unas converse negras, y por no hablar de sus pies, eran un poco pequeños. Harry sonrió ante la vista de ella.

El la abrazo con más fuerza y ella hizo lo mismo, el estaba abrazando otra vez a su novia.

"Te extrañe... mucho", dijo Harry de nuevo, era la séptima vez que lo decía.

Emelia se aparto y le sonrió, mejillas sonrojadas y ojos brillantes. Ella era un espectáculo.

"Vamos a comer", dijo Harry, desenvolviendo sus brazos alrededor de ella.

Harry tomo asiento junto a Katherine, sentado justo enfrente de Emelia, quien estaba sentada junto a Claire. Durante la cena, Harry le daba miradas furtivas a Emelia. La forma en la que había crecido, la forma en la que su sonrisa se había vuelto más brillante, la forma en la que su nariz se arrugaba cuando reía demasiado fuerte, la forma en la que ella tenía granos pequeños en la piel. Y lo más importante, los ojos de tormenta. Se habían vuelto más grises a lo largo de los años; pareciera como si alguien tomo el cielo más triste y los coloco en sus ojos. Harry estaba absolutamente fascinado por ella.

Cuando la cena termino, Katherine indico que debía volver a su departamento, antes de que fuera más tarde. "Me tengo que ir, mañana debo trabajar temprano"

"¿Segura que no puedes quedarte un rato más? ¿O incluso dormir aquí?", pregunto Emelia.

"No puedo, Em., debo irme. Harry, nos volveremos a ver en la semana, ¿no?", pregunto Katherine, colocándose su bata blanca.

Harry asintió y la abrazo, despidiéndose. "Claro que sí. Asegúrate de manejar segura y cuando llegues llama al teléfono de Emelia"

Katherine rio, "Claro"

Katherine se despidió de todos y salió. Los adultos estaban en la sala de estar, jugando póker, claramente Claire y Margret le estaban dando una paliza a Robín y Darren, quienes decían que eran profesionales en ello.

Harry y Emelia estaban solos. Y el corazón de Harry no podía palpitar más rápido. Emelia le pregunto a Harry si quería jugar un juego de cartas en el patio. Estuvo de acuerdo y fue a limpiar la mesa, mientras Emelia subía por un mazo de barajas. Unos minutos más tarde, Emelia salió para unirse a Harry con una baraja de cartas y un plato de cerezas, encendió las luces para que no jugaran en la oscuridad.

"Entonces, ¿que jugaremos?", pregunto Harry, tomando una cereza y observando como Emelia en su intento de mezclar las cartas.

"Goldfish, si tu quieres. Ya sabes, arrastrándolas... barajear las cartas es realmente difícil", Emelia suspiro mientras trataba de barajear el mazo una vez más.

Harry rio y agarro suavemente el mazo de cartas de sus manos. El no era el mejor barajador del mundo, pero era claramente mejor que Emelia. "Si, vamos a jugar goldfish

Fuera estaba oscuro. La luna brillaba y había docenas de estrellas esparcidas por el cielo.

Ninguna de esas pequeñas estrellas brillantes, se comparaban con sus ojos. 

Fue una hermosa vista. Ver a Emelia, comer cerezas, ella encendió unas luces de hadas que se encontraban junto a los muebles, el patio tenía poca iluminación. Ella sonreía cada vez que Harry intentaba echar un vistazo a sus cartas, y reía cuando Harry quitaba las cerezas de sus manos y rápidamente las comía, el sonreía infantilmente.

"¿Tienes un... ocho?", Emelia pidió, frunciendo levemente sus cejas, en pura concentración.

"No, goldfish. ¿Tienes un tres?", Harry pregunto, agarrando otra cereza.

Emelia entrecerró los ojos a Harry juguetonamente. "Estas haciendo trampa, ya sabes mis cartas", pero no obstante, ella le entrego a Harry los tres que tenia.

"Ahora, ¿por qué iba yo a hacer trampa, amor?"

Emelia puso los ojos en blanco y le pregunto a Harry si tenía un nueve. Harry asintió con la cabeza y los ojos de Emelia se abrieron ampliamente y eso lo hizo sonreír. "¿Hablas en serio? ¿Finalmente tienes un numero que quiero?"

Harry le entrego la tarjeta. "Si, cariño"

Jugaron goldfish alrededor de seis rondas. Harry gano cuatro de ellas. Emelia llego con más cerezas para ellos y miro a Harry con incredulidad.

"¿Cómo? ¿Cómo me puedes vencer en mi propio juego?", pregunto Emelia, "Es imposible. No debería ser"

"Lo siento, cariño. ¿Quiere jugar una vez más? esta vez el que gane, será el ganador oficial", Harry pregunto sonriendo.

"Si quiero y esta vez te daré una paliza", Emelia dijo observando las rápidas manos de Harry barajear las cartas.

"Se puede intentar, amor"

"¿Tienes un cinco?"

"Goldfish, ¿tienes un dos?"

"Si", Harry le entrego la carta a Emelia, ella estaba radiante. Ella estaba ganando, hasta ahora.

Treinta minutos más tarde, Emelia había ganado la partida, quedaban dos cerezas, de las treinta que había en el tazón.

"Buen juego, Haz", Emelia sonrió. Ella había usado su apodo, el apodo que le dio hace años. Un apodo tonto, pero hacia que su corazón latiera fuera de lo normal. Emelia le entrego una cereza y se comió la otra, su nariz estaba roja y también sus mejillas. Y por lo que parecía millonésima vez, Harry estaba más que encantado con su belleza.

"¿Tienes frio? Podemos ir a dentro, si quieres", dijo Harry a punto de levantarse.

"No, está bien. No tengo frio, confía en mi, desde hace una a dos semanas la temperatura era de cuarenta grados Fahrenheit. Creo que es uno de los cuatro grados en Celcius", dijo Emelia antes de subir sus pies a la mesa e inclinarse hacia atrás en su asiento.

"Se Fahrenheit, Emelia", Harry rio. Su nombre en su lengua se sentía tan extraño.

Emelia, Emelia, Emelia. Un nombre no debería sonar tan bien. 

"¿Como estuvo tu vuelo?", Emelia pregunto mirando hacia el cielo.

"Molesto y supongo que un poco bien, quiero decir, me senté al lado de una mujer que lloraba porque su novio la dejo, lloro por al menos una hora. Pero luego ella me regalo su galleta, supongo que no estuvo tan mal después de todo", dijo Harry mirando hacia el cielo también, en vez de cuando observaba a escondidas a Emelia.

"Eso suena interesante", dijo. "Ah... ¿Harry?"

Harry miro.

"Realmente te extrañe", dijo.

Te extrañe más, Dios, si tú supieras cariño. 

Sus ojos parecían más grises de lo habitual y ella parecía tan condenadamente irresistible con sus manos tomando las mangas de su suéter y sus pestañas constantemente revoloteando, como si cada vez que parpadeaba el cielo se veía diferente. Y si Harry pudiese, se hubiese inclinado hacia ella y habría besado sus enrojecidas mejillas, pero en vez de eso, el solo se dedico a observar el cielo junto a ella, ¿Que habría pasado si las cosas hubiesen ocurrido de manera distinta?

french braidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora