Tres hombres estaban detrás de Slenderman. El primero, tenía una máscara blanca con labios negros. Llevaba una chaqueta beige, zapatos negros y jeans azules. Lo conocían cómo Masky. El segundo llevaba un suéter amarillo con la capucha arriba. Una máscara de lana negra con una cara triste cocida con lana roja. Para los ojos había una malla formando dos círculos. Este estaba armado con un tubo. Sus jeans también eran azules, y sus zapatos negros con unos guantes de lana a juego. A este lo conocían cómo Hoody. Y el tercero. Tenía un pañuelo con líneas negras y grises verticales. Gafas anaranjadas, un suéter negro con mangas con líneas grises y negras horizontales. Pantalones y zapatos negros. Guantes de cuero. Y éste sujetaba dos hachas de mango corto. De vez en cuando tenía un tic nervioso. Ticci Toby.
-Estos son mis otros tres proxies.-dijo Slenderman.-Masky, Hoody y Ticci Toby.
La lluvia azotaba cómo puñetazos a los cinco hombres. Los rayos estallaban ensordecedores y Psycho no borró la sonrisa de su rostro enmascarado. Seguía riendo por su hazaña del callejón.
-¿Qué te parece tan divertido imbécil?-preguntó Hoody.
-Hoody.-lo regañó Slenderman.
-¿Sabes qué me es divertido? Tu cara de payaso. Es lo más gracioso del planeta.-le replicó Psycho a Hoody. Quién tomó su fierro con fuerza y comenzó a avanzar. Slenderman lo detuvo y lo levantó con los tentáculos, cruzó los brazos y lo miró a los ojos.
-Aquí no nos matamos entre nosotros Hoody. Tú comenzaste.-lo regañó Slenderman. Hoody dejó caer el fierro.-Y así será mientras yo siga vivo, sean leales a mis ideales o trabajen para mí. Todos ustedes lo juraron. Si yo muero antes qué ustedes, ustedes deben asignar democráticamente un líder y continuar con el trabajo qué yo comencé. Y así hasta el fin de este grupo. Ustedes son mis servidores. Mis proxies. Y me obedecerán incondicionalmente. ¿Entendido?
-Sí señor...-contestó Hoody sumiso. Slenderman lo puso en el suelo.
-Bueno Psycho.-dijo Slenderman sacudiéndose el saco.-Puedes llamarme de cualquier manera respetuosa. Acabas de escuchar las reglas. No puedes matar a otros proxies amenos qué yo lo ordene. Debes jurar lealtad a mí, mi grupo y mis ideales. Y sí yo muero y tú sigues vivo debes hacer a un lado tu instinto asesino mientras se elige un nuevo líder democráticamente. Mis enemigos serán los tuyos. Así cómo los tuyos los míos. ¿Juras, Psycho, cumplir todas estas condiciones? ¿Y proteger Dark Forest contra quién lo amenace?
-Lo juro.-dijo Psycho arrodillándose.-Estoy a su servicio Señor Oscuro.
-Bien. Levántate Psycho. Ven con nosotros.-dijo Slenderman mientras Psycho se levantaba y los seguía a él y los otros tres proxies en medio de la tormenta en el bosque.Mientras tanto, muy lejos del bosque Dark Forest. Los periódicos y las noticias yacían únicamente en la misma noticia desde hace horas: "MACABROS ASESINATOS EN EL CALLEJÓN 108. ASESINO DESAPARECIDO. " Toda la policía sospechaba de la misma persona: Dale Dixon. Dixon había estado muy inestable desde qué su hermana fue dada por muerta. No había huellas digitales ni pruebas. Y se fue. El crimen perfecto.
-Fue Dale.-dijo Madeline.-No tengo dudas.
-Yo no.-respondió Priscilla.-Dale no es capaz de tanto.
-Dale es alguien inestable. Y más por el asunto de Lily. Se volvió muy violento en las últimas veces qué fue visto. Y los criminales lo atacaron y le desfiguraron la cara. Nadie se molestó en ir a verlo. Sólo el oficial muerto del callejón.-dijo Adrián con cierto grado de culpa en su voz.-Es nuestra culpa. Dale estaba herido. Nosotros lo tomamos y lo hicimos pedazos.
-¡¿Le estás echando la culpa?!-gritó Priscilla indignada.
-De cierto modo. Pero no cómo la policía. Sino cómo si él fuera un perro rabioso y nosotros fuéramos quienes soltaron su correa.-respondió Adrián tan calmado cómo siempre.
-Miren. Admito qué fue una mala jugada sacar a Dale...-comenzó Madeline.
-¡¿MALA JUGADA?! ¡¿MALA JUGADA?! ¡¡FUE PÉSIMA!!-le gritó Priscilla.
-Pri...
-¡Nosotros pudimos ayudar a Dale! ¡Podríamos haberlo sacado de ese mundo! Pero sólo creamos a un monstruo. Dale cobrará más víctimas. Probablemente vendrá tras nosotros.-dijo Priscilla calmándose un poco.
-Eso no lo tenemos seguro.-dijo Alberto.-Dale no aparece. ¿No creen qué si quisiera venir tras nosotros ya lo habría hecho?
-No tomaré ese riesgo.-dijo Priscilla.
-Ni yo.-la apoyó Adrián.-Ambos nos iremos del país. No queremos mantener contacto con nada de esta vida. Les diría qué lo lamentamos pero estaría mintiendo. No traten de contactarnos porque no nos hallarán.-dijo levantándose con Priscilla detrás, y ambos salieron cerrando la puerta detrás de ellos antes de qué Madeline o Alberto pudieran reaccionar.
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Prøxies
ParanormalUn joven de 20 años llamado Dale Dixon esta deprimido. Su única felicidad son los pocos minutos que pasa con sus 2 amigos y con su hermanita menor. Un día, ella desaparece. La policía no se esfuerza en buscarla y el joven poco a poco va perdiendo su...