Capítulo 3. Psicosis.

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-Voy a matar a ese hijo de perra.-dijo Dale lleno de furia.
Sofía sólo lloraba desconsoladamente. Dale se acercó a la ventana hecha añicos, pisando con sus zapatos los trozos afilados de vidrio. En plena ciudad. No podía estar lejos. Pero no se vio a nadie en todo lo qué el ojo podía abarcar. Dale maldijo, y estalló un puñetazo en la pared. Alguien tocó la puerta. Dale se secó las lágrimas y fue a ver quién era. Cuando abrió la puerta vio a un oficial de policía, con su uniforme azul. Era calvo, pero conservaba el bigote y era de piel oscura.
-Buenas noches. ¿Me permite su nombre?-preguntó el oficial.
-Dale Dixon.-respondió el joven.
-Señor Dixon. Oficial Montgomery.-dijo mostrando su placa dorada.-Escuché gritos proviniendo de su casa. ¿Está todo en orden?
-No oficial.
-¿Qué sucedió?
-Acaban de secuestrar a mi hermana menor. Estaba en la sala cuando... La escuché gritar y...cuando fui a ver qué sucedía, ya no estaba.
-Judith tenemos un secuestro. Mándame apoyo y una ambulancia.-dijo el oficial Montgomery a su radio qué llevaba colgado en el hombro.-¿Me permite pasar?
-Claro. Pase.-dijo Dale abriéndole paso al oficial.
-¿Vio al secuestrador señor Dixon?
-No oficial.
-¿Hubo alguna referencia antes? ¿Hubo acoso, amenazas, o algo así? ¿O alguien particular qué seguía a la niña?
-Esta tarde llevé a mi hermanita a ver el bosque en las afueras de la ciudad. El Dark Forest. Vimos una silueta de un hombre alto en los árboles. Me la llevé de inmediato, y cuando llegué a mi auto había un hombre con máscara negra, suéter amarillo, guantes, pantalones negros, y un tubo de hierro en la mano delante del auto. Huyó apenas me vio. Dibujó cosas extrañas frente al auto. Y una amenaza. Escribió qué vendrían por ella. Creí qué sólo era una broma de mal gusto. Y mi hermanita hablaba de un hombre "qué era su amigo" lo llamó el Señor S.
-¿Cómo era la silueta del hombre que vio en medio de los árboles?
-No le pude ver el rostro. Pero era demasiado alto. Cómo el Profesor Jirafales o incluso más. Era muy delgado. Sólo eso.
-¿Y el hombre del auto?
-Más o menos de mi estatura. Estaba totalmente cubierto. Huyó al bosque cuando me vio.
-¿Y cómo se llama la niña?
-Lily. Lily Dixon. Es rubia, ojos verdes, muy blanca, tiene dos años. Estaba en pijama y con alas de mariposa hechas con plástico y escarcha.
El oficial apuntó en una libreta todo lo que le dijo Dale. Llegaron más patrullas y el oficial Montgomery les informó a los demás policías que buscaran a una niña con la descripción de Lily que andara con quien fuera. Unos se subieron a las patrullas y salieron a buscar a la niña. Otros comenzaron a inspeccionar la casa, luego de rodearla con plástico amarillo de advertencia.
-Entonces. ¿Usted y su novia estaban solos cuando sucedió el secuestro señor Dixon?-preguntó el oficial.
-No es mi novia. Es mi prima. Y sí. Lily dormía y nosotros charlábamos en la sala.
Sofía había entrado en shock, y la estaban revisando en la ambulancia.
-Debería dormir señor Dixon. Nosotros nos encargaremos de esto.-dijo el oficial Montgomery, y Dale se dejó caer en el pasto.

-¿¡Qué sucedió!?-le gritó Dale a Priscilla, con quién se había topado luego de salir del trabajo.
-Es complicado...-le respondió ella.
-¡Acaban de secuestrar a Lily! ¡¡Así qué no creo qué sea complicado!!
Priscilla parecía indecisa.
-Son Madeline y Alberto. Volvieron a ser novios.
-¡¿Y eso qué hostias tiene qué ver conmigo?!
-Madeline te odia Dale.
-Y yo a ella.
-Te detesta y... Nos puso a elegir... Mira. La conozco desde mucho antes qué a ti. Sabes lo manipuladora qué es. Y Adrián conoce a Alberto desde hace el mismo tiempo qué yo conozco a Madeline. Lo siento. Pero estás fuera.
Dale parecía más enojado qué insultado.
-Entonces. ¿Así es cómo acabará esto? ¿Una amistad de cuatro años a la mierda por los caprichos de esa perra? Creí qué eras una verdadera amiga Pri. Pero me has apuñalado por la espalda. Igual qué Adrián. No vuelvan a mi vida nunca. No vuelvan a mi casa. Nunca. Porque ya no son bienvenidos. Lo qué me han hecho no tiene perdón. Vete. No quiero ni volver a verte. Ni a ninguno de ustedes.-dijo Dale escupiendo cada palabra. Y se marchó.
-Dale...-lo llamó Priscilla, y Dale se limitó a hacerle un gesto vulgar con sus ambos dedos centrales de las manos sin voltear a verla.

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