Capítulo 4

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Se levantó del sofá después de tranquilizarse junto a Mxyzptlk. El diablillo le aconsejó ir lo más antes posible (vaya a ser que se arrepienta), aunque Lena sacudió la cabeza ante la última idea; ella iba a ir y hablaría con Kara sí o sí.

Se arregló un poco la vestimenta, pero el diablillo no iba a consentir que fuera con esas pintas de "dejada". Así que le pidió que se pusiera frente a ella y cerrara los ojos. Chasqueó los dedos y Lena arrugó la frente al notar su cuerpo cargado de ropa y, al abrirlos, observó la tela, pero para nada de esta época. Mxyzptlk, con una sonrisa, hizo aparecer un espejo para que se mirase y, efectivamente, era un vestido del siglo XVIII.

—¿En serio, Mxy?

—En mi defensa diré que te queda divino —bromeó el mago, pero solo consiguió que Lena arqueara las cejas y se cruzara los brazos—. Está bien... ¿Qué tal...?

Volvió a chasquear los dedos. Y a chasquear y a chasquear mientras probaba atuendos. Siempre decían que no; Mxyzptlk porque no le convencía y Lena porque decía que no era cómodo para ir a casa de una persona. Un total de veintisiete vestidos que hizo agotar a la pelinegra porque no iba ni a una ceremonia, ni a una gala, ni a salir de fiesta, ni siquiera a su trabajo. Diez trajes que tuvieron la misma conclusión. Y un conjunto provocador que hizo que Lena casi le asesinara con sus propias manos.

—¿Puedes, por favor, un conjunto normal de unos jeans y jersey? ¡Voy a su casa! —se quejó Lena resoplando su pelo lleno de tirabuzones mientras tiraba de la falda de otro vestido de la época del oeste.

—Puaj, odio lo discreto... —espetó poniéndose la mano en la barbilla, pero ante la mirada asesina de Lena, asintió—. Jersey y jeans. Entendido.

Con el último chasquido de dedos, Lena prácticamente volvió a estar como antes, aunque con unos vaqueros azules, botines y camisa negra. Y un pelo totalmente liso, también hay que decirlo. Agradecida después de mirarse en el espejo, se dispuso a andar para buscar el abrigo, pero Mxyzptlk nuevamente la detuvo.

—Sabes que puedo hacer que aparezcas en su puerta con estas manos, ¿no? —agitó los dedos en el aire y Lena asintió.

—Cierto...

En el otro lado de National City, Kara se desahogó mientras Alex y J'onn escuchaban atentamente. Le contó sobre todo lo que hizo y no decidió hacer. No la juzgaron, simplemente asintieron y brindaron por momentos mejores, por estar siempre unidos y que, pasara lo que pasase, estarían siempre con ella.

Después de disfrutar del manjar que Mxyzptlk dejó antes de marcharse, se despidió de ambos ya que se estaba haciendo muy tarde. No miró la hora, pero adivinó en que las agujas rondarían entre la una y una y media. Cerró la puerta y tuvo en mente de que iba a limpiar, pero cuando se giró, se quedó atónita de lo que estaba viendo.

—¿Lena? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has...?

—¿Kara? —preguntó con el mismo tono de sorpresa después del shock al verse frente a la rubia y luego miró hacia sus manos para ver si estaba de una pieza. Kara frunció el ceño sin comprender; estaba totalmente perdida hasta que la pelinegra volvió hablar—. Este Mxy... Será... —susurró con un gruñido.

—¿Mxy...? ¿Mxyzptlk? —preguntó arrugando, casi mostrando su confusión y Lena exhaló en silencio, agachando la cabeza.

El muy granuja sabía que la pelinegra podría echarse atrás; no le dio la oportunidad para que pudiera excusarse ni que dijese que ya hablaría con la rubia otro día. Y conociendo a Lena un poco más esta noche entendió que, si la dejaba fuera de la puerta de su mejor amiga, se arrepentiría, se giraría y volvería a su ático porque le daba pavor enfrentarse a ella después de toda la locura que han pasado ambas esta noche. Así que Mxyzptlk se dijo: mejor dentro que fuera (aunque suene mal).

Mxyzptlk: El diablillo de la Quinta Dimensión | Supercorp AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora