∅El destino se a apiadado del mundo y de todas aquellas almas gemelas que pasan su vida deseando volverse a encontrar.
Ha puesto en "bandeja de plata",la posibilidad de hallar a tu otra mitad por la unión de sus corazones,representado en un fino hil...
Mención de autolesión,si eres sensible ante estos temas,te recomiendo leer desde el primer separador y si no es así te recomiendo leer con discreción.
Vacío.
Un simple término que podía definir una infinidad de cosas.
Un término que para alguien como Izuku Midoriya tenía mucho peso.
La tenue luz que dejaba pasar la cortina de baño era lo suficientemente molesta para que las esmeraldas que poseía un rostro opaco,empezarán a pesar más que diamantes.
El representativo movimiento de las manecillas del reloj,en el pasillo,se dejaban pasear por los rincones más vacíos del departamento,por no decir que todo,a excepción del pequeño baño individual,dentro de la habitación principal.
El miembro más frecuente en él,estaba en una de sus tantos momentos de soledad dónde comenzaba a llegar a su límite más inestable.
Como todos los días,había estado llorando en silencio en su cama,hasta quedar seco.Su garganta se contrajo a tal punto de no poder ingerir algún alimento más que agua para recuperar los líquidos.
Gotas brillantes,desde el grifo,golpeteaban al caer por sobre la superficie líquida que inundaba todo el cuerpo pálido y delgado del chico en ella,sin mostrar movimiento.Solo una posición donde sujetaba con firmeza sus rizos y contraía sus piernas,apretando sus ojos y sollozando en silencio.
Nadie lo veía,como era de costumbre,nadie sabía que estaba pasando dentro de esos profundos ojos color esmeralda,no conocian a su mente estancada en el pasado,que se mezclaba poco a poco con el ahora.
-No puedo...-Un susurró,un ruido demasiado entrecortado para poder saber con claridad lo que transmitía.-Yo...ya no quiero sentirme así-Esto último resonó por el azulejo del pequeño cuarto,en cuanto el pecoso levanto la mirada y soltó su cabello.
La tranquila corriente que mantenía el agua fría de la tina, fué interrumpida en cuanto el peso de su reciente habitante,desalojo y salió de ella.El agua que absorbió su ropa, empezó a escurrir por todo el brillante piso,hasta llegar al lava manos frente al espejo donde se miraba todos los días y repasaba mentalmente aquello que lo hacía sentirse vacío.
Volvió a mirarse por tercera vez en él día,donde su cara podía verse más roja e hinchada que esa mañana,sin pensarlo mucho, empujó el rectángulo vidrioso,dejando a la vista un sencillo compartimiento y en el,un par de medicamentos.
Hurgo entre algunos frascos hasta divisar lo que buscaba,lo tomó delicadamente y cerró el "escondite",que por brevedad,le volvió a mostrar lo que su rostro decía.Alejandose de aquella área, optó por utilizar el retrete de asiento para inclinarse hacia adelante,sosteniendo el delgado pero frío metal entre sus dedos.
