¡Por los dioses! ¡Son nuestros hijos!

Gabriel

Disclaimer: Todo lo que reconozcáis le pertenece a Rick Riordan.
Los personajes desconocidos son míos a excepción de algunos prestados.
No obtengo beneficios económicos ni lucrativos al escribir este fic.
Las canciones a las que hago referencia son Hades y Zeus de Destripando la historia.

Capítulo 91.

Apolo no estaba haciendo pucheros. Que nadie se atreviera siquiera a sugerirlo. Solo estaba de mal humor porque parecía que habían pasado meses desde que los mellizos raros se habían presentado.
¿Por qué la gente no se daba más prisa? ¿No se daban cuenta de que los dioses tenían otras cosas... "importantes" que hacer?
Además él estaba esperando a los trillizos que parecían demorarse aposta para molestarlo.
A este paso, se marcharía a conducir el carro del sol o se iría a molestar a un pueblo perdido. Tal vez podría comenzar una pandemia mundial.
El dios pensó detenidamente en ello.
Eso le sonaba bastante bien.
Tendría que pensar mucho en lo que quería y en cómo afectaría la enfermedad a la gente, pero al parecer tenía todo el tiempo del mundo.

No se percató de que alguien había decidido aparecer para hablar de sí mismo hasta que Hermes, tan simpático él, le lanzó un pedazo de roca lunar a la cabeza.
-Atiende, Apolo. No quiero que luego te quejes porque no has prestado atención.

-Hola simples mortales. Bienvenidos a Esta presentación y hoy voy a hablar de... Mí.
-No puedes mezclar dos canciones en una. -Keanu resopló.
-¿Ah, no? Pues fíjate. Lo acabo de hacer.
-Lo que sea. Preséntate. -Resopló.
-A eso iba, principito.
-Ahí hay tensión sexual no resuelta. -Wil opinó.
-Cuando hasta alguien que no os conoce lo dice...
-Deja de decir tonterías, Park.
-No nos importan los amoríos no resueltos. Solo quiero que esta tontería acabe para poder irme.
Afrodita le lanzó una mirada fulminante a Zeus.
-A mí sí me interesa. -Gruñó.

El joven que había estado molestando a Keanu decidió presentarse antes de que los dioses comenzaran una pelea absurda.
Era alto, delgado, con el pelo negro azabache y los ojos azules.
Su piel era pálida y vestía ropa oscura.
-Mi nombre es Gabriel. No Gabe, Gabi, Gabo, o algún otro diminutivo. -Al decir eso miró con molestia a Keanu. -Gabriel. Simplemente.
Hermes iba a abrir la boca, seguramente para soltar algo divertido, pero el joven le interrumpió.
-Tengo veinte años mortales. Soy un dios. No voy a...
-¿No has dicho apellido porque tu padre es Percy? -Thalia preguntó.
Gabriel negó.
-Él no es mi padre. Son Hades y Hermes.
-¿En serio, hermano? ¿Con el tío H? ¿Desde cuándo hay algo entre vosotros?
El dios de los viajeros gimió. Ahora se arrepentía de no haber dejado que Apolo estuviera perdido en su mundo de diva.
-Claro, entre mensaje y mensaje... Si es que los carteros son sexis. -El dios del sol no podía dejar de reír.
Nunca lo habría imaginado.
Casi no le molestó que aún los trillizos no se hubieran presentado. Casi.
Zeus se alegró de que ese chico no fuera suyo. Hera era insoportable cuando le daba por gritar.
¿Pero Hades y Hermes? Esa sí era una combinación extraña.

-Soy un mensajero. Ayudo a las almas a transmitir mensajes a través de los sueños a sus seres queridos. No tengo pareja, tener padrinos cuando eres un dios es absurdo, y mi animal sagrado es el perro. Quien dañe a uno, se las verá conmigo. -Gabriel continuó.
-Es buen luchador. -Blake comentó.
-No hay preguntas, ¿cierto? Entonces me sentaré.
Transformó un sofá en un trono y se acomodó.

-¿Entonces? -Apolo le preguntó a Hermes de nuevo.
-No te incumbe, idiota. -Refunfuñó.