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Como una flor marchita


La situación se repetía día con día, jimin siempre se encontraba vigilando la entrada a su habitación, a veces tenía el descaro de entrar y sentarse en la pequeña silla que tenía en un rincón de la habitación frente a una mesita de estudio, a parte de que hablaba por horas y horas, parecía no importarle que yoongi no le respondiese, él simplemente terminaba sus frases cada noche con una frase en particular, "Joven amo es usted genial, gracias por escucharme ". 

-Entonces como le comentaba, esta mañana mi padre me obligó a comer sopa, digo, ¿quién desayuna sopa?- , aunque yoongi no comentaba nada al respecto, siempre prestaba atención a cada pequeño detalle, gracias a que jimin nunca se callaba, sólo cuando su padre venía y simulaba estar atento. Yoongi se había dado cuenta que jimin era parte de esas secciones pobres del pueblo, que no tenía madre y que era responsable de una pequeña niña llamada Ha-neul, día con día le contaba de lo mucho que le extrañaba, pero que su deber era estar con él, a parte, su padre pasaba casi todo el día con ella ahora que jimin era el capitán del ejército. -Sinceramente prefiero una buena tanda de hotcakes-, su grisácea mirada lo observó con más intensidad, yoongi era amante de aquellos ejemplares. Entre sus pálidas manos tomó una libreta y empezó a escribir, jimin le observaba atento a lo que estaba haciendo ya que eso siempre significaba que yoongi quería algo, pero nunca lo decía, se limitaba a mandar mensajes por papelitos que doblaba y nombraba para que jimin los entregase.

-Esta vez el mensaje va hacía la cocina-, me pregunto que querrá Yoongi-; jimin solo se limitaba a observar con deseo aquellos perfectos hotcakes, suaves y con olor a vainilla, estaba tentado a querer probar alguno, pero se los debía entregar a yoongi o su padre lo mataría. -Amo Yoongi, aquí tiene-, dijo, mientras dejaba en una mesita de noche el plato, los labios de yoongi se abrieron lentamente, jimin estaba tan ansioso de escuchar la voz de yoongi, aquella semi gruesa pero a la vez suave voz que le había encantado desde que la escuchó, sus esperanzas se fueron por una alcantarilla cuando observó que yoongi tomaba de nuevo un papel y comenzaba a escribir, jimin de nuevo prestaba atención a sus acciones, atento a cuando este terminara de escribir, pero este papelito se le hacía extraño.

-Park jimin, los hotcakes son para tí, toma sin miedo el platillo, ¿dijiste que te gustaban, no?

Sus labios rosa formaron una pequeña "O" y sus ojos se habían hecho un poco más grandes de lo normal ante la sorpresa, -¿estás seguro de esto?-, su cabeza dió un movimiento brusco en forma de negación, semi asustado se disculpó ante aquella manera tan atroz de llamarle, ¿pero quién se creía?. Sus ataques de pánico por faltarle al respeto al futuro emperador terminaron cuando sintió como unas cálidas y suaves manos tomaban su rostro, sonrojado y ansioso mantuvo la mirada ante aquellos ojos verdes que parecían penetrar el alma, su respiración estaba entrecortada, sentía que el aire le faltaba porque no podía soportar que yoongi solo lo observase, -lo siento-, dijo jimin en un suave susurro, las manos de yoongi dieron una pequeña caricia en las mejillas del pequeño y después simplemente revolvió su cabello, -no hay nada que perdonar-, la frase había sido corta, y acertada, pero no se sentía seca, había una pizca de calidez en ella. 

Aunque el incidente, como jimin lo llamaba había sido vergonzoso, a yoongi parecía no importarle, después de la caricia se sentó de nuevo en una esquina de su cama a tomar lectura de algo o de simplemente dibujar, jimin y a penas había logrado comer y digerir los hotcakes porque aún se sentía nervioso, con suerte y mañana se sentiría mejor referente a lo sucedido.

-

Yoongi simplemente había tomado aquello con humor, ver a Jimin tan asustado había despertado en él cierta curiosidad y nostalgia, ¿cómo era posible que un jefe de guerra le tuviese miedo a utilizar mal los títulos de respeto?, digo, él estaría más asustado de ver una espada frente a su cara, a parte de ver la expresión semi sumisa de jimin cuando por fin dijo algo, lo había dejado pensativo, seguro sería un arma de doble filo. Sinceramente yoongi odiaba su voz, por algún motivo extraño que no podía descifrar, pero detestaba escucharse diciendo algo, le perturbaba, pero cuando jimin estaba cerca parloteando sobre alguna de sus mil aventuras o quejas, simplemente sentía el deseo de querer hablarle y contarle cosas también. Su mirada buscó esa figura a la que tanto se estaba empezando a acostumbrar a ver, en una esquina de la habitación como siempre, se encontraba jimin, pero está vez estaba dormido, se miraba tan tierno y gracioso que yoongi tomó una pequeña sábana para cubrir el cuerpo pequeño pero bien ejercitado del joven, seguro que estar hablando y andando por todo el templo lo cansaba. 

Existían ocasiones como las de esta noche en las que yoongi pedía en secreto que dejasen a jimin en el templo, le gustaba observar mientras dormía, así podía hacer cuantos dibujos quisiera del chico que llamaba su atención por su particular manera de ser. 

~En una soledad sin fin, para mí eres la luz de mis días 

Sutilmente se acercó a la gran cama, se podía observar una suave respiración proveniente de ese pequeño cuerpo, la tentación y curiosidad lo estaba carcomiendo desde el día en que conoció a yoongi, ¿si le besaba mientras dormía se daría cuenta?, no lo sabía, pero quería perder la cabeza intentando cosas que deseaba con su corazón, desde que había perdido a su madre, el vacío de no poder decirle te amo por última vez lo incitaba a cometer cosas estúpidas, como le decía su padre, pero ya sinceramente no le importaba nada de eso. Su cuerpo dio un sobresalto cuando se dió cuenta que un par de ojos verdes le observaban sin perder detalle, su cuerpo estaba inmóvil mientras que yoongi se levantaba despacio de su cama hasta quedar cara a cara, la mirada que tenía yoongi era lasciva, pero serena, era como estar viendo a un gato con una no muy buena intensión, pero que se toma todo con tranquilidad y despacio porque sabía que ganaría la batalla, su largo y rubio cabello caía a los costados de su anchos hombros, jimin solo observaba fascinado aquella escena, ni en sus más profundos pensamientos se había imaginado algo como eso, las frías y finas manos de yoongi tomaron su rostro y poco a poco lo iban acercando hacía él, jimin seguía inmóvil ante la situación que él mismo había provocado, las respiraciones eran cada vez más pesadas y acaloradas, "¡jimin!", decía la profunda voz de yoongi, "¡Jimin!, ¡jimin!", asustado abrió sus ojos rápidamente, frente a él se encontraban unos ojos verdes llenos de curiosidad, su respiración estaba agitada y sentía sus mejillas rojas, se le hacía indecoroso el haber permitido ese tipo de pensamientos y deseos utilizando la imagen tan serena y casta de yoongi.

-¿te encuentras bien?-, le dijo yoongi entre susurros mientras le entregaba un vaso de agua a Jimin.

-Me encuentro bien joven Yoongi, no se preocupe, y por favor disculpe el hecho de haberle despertado-, claramente en yoongi no habían cosas que disculpar, si tan solo supiese que le estaba pintando mientras dormía estrían a mano, yoongi  paró cuando lo vio removerse inquieto en la silla y abrir un poco su boca, claramente estaba asustado de que el pobre chico tuviese pesadillas.

-¡No te preocupes Minnie, todos tenemos pesadillas de vez en cuando, a parte estaba leyendo uno de mis tantos libros, ya sabes, a veces el insomnio puede ser agresivo-, jimin ciertamente había quedado aturdido ante tal apodo, pero no dijo nada, yoongi estaba conversando con él por primera vez y no lo iba a arruinar.

-Me debes un taco si caíste-


~Dependiendo de cuanta interacción tenga este capítulo iré subiendo los demás.
©️ correspondientes a la responsable del edit de yoongi.






~una vez más perdón por los errores ortográficos, a veces doy como un doble check, pero siempre se me escapa algo.


Even If I Die It's you Donde viven las historias. Descúbrelo ahora