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-La clave de mi destino que fue dejada a los cielos

Está otra vez en mis manos

La batalla estaba reñida esa tarde en el aula de maestros, lógicamente que yoongi sería el maestro encargado de vigilar a jimin mientras cumplía su castigo de dos horas, -¿Cauterización?, dijo el peli rosa semi dudoso, -¡Ja!, no cuenta porque lo dijiste de manera dubitativa-, el peli rosa no se iba a dejar ganar la apuesta, si perdía le tocaría salir a tomar café con su profesor, y si ganaba, yoongi le ayudaría a terminar de limpiar la estantería, ¿qué clase de apuesta era esa?, -¡Pues come cola!, esa es la respuesta y no me lo vas a negar-, el peli plata soltó una risita burlona dejando ver su curiosa sonrisa, -No vale porque dudaste de tu respuesta, el día de mañana en un quirófano no vas a responder con voz de duda ante tu equipo de cirugía, entonces, mañana en la cafetería de la esquina después de clase-, luego de decir eso, yoongi se posicionó en una silla para comenzar a recoger cosas del estante junto con jimin, el otro le observaba curioso, -¿no dijiste que me ayudarías solo si ganaba?, refunfuñó molesto, -¿desde cuándo tanta confianza?, le dijo el peli plata al escuchar como desde hace un rato, los honoríficos no existían, el peli rosa se tensó de inmediato mientras observaba de reojo todo lo que su profesor hacía, a decir verdad no era malo, solo le gustaba sacarlo de quicio, en realidad, jimin estaba enamorado de él desde su primer año de maestría en cirugía traumática, por todos los cielos que este hombre era jodidamente apuesto e inteligente, era un libro andante.

-¿CÓMO QUE VAS A SALIR CON MIN?-, el grito había sido tan fuerte que jimin tuvo que apartar el celular de su oído, -sí, lo que escuchaste, ¡Ay por favor!, yo no te reclamo cosas cuando sales con jungkook, ¿o sí?-, del otro lado de la línea se escuchó una risita juguetona, -estás jugando con fuego y te vas a quemar Jimin-, por supuesto que no, aquí nadie se iba a quemar.

Tiró su celular a un lado de la cama, resignado a que le daba vergüenza escribirle a yoongi, pasó sus manos por su rostro mientras dejaba salir un largo y pesado suspiro, ¿qué podría perder?, ¿su dignidad?, ¿tal vez?, ni modo lo haría. -Hola, ¿alguna vez te han dicho que pareces gato?-, no tenía ni idea de por qué había dicho eso, pero, simplemente lo envío y se metió al baño, se daría una ducha fría antes de dormir, estaba lleno de polvo y no era bueno, moriría de alergia.

*Mensaje de Minnie*, yoongi tomó su celular algo confundido al respecto, ¿por qué le escribiría jimin a estas horas?, -Hola, ¿alguna vez te han dicho que pareces gato?-, una pequeña sonrisa llena de nostalgia cruzó sus labios, por supuesto que sí, pero solo había sido él en su vida pasada, su mirada quedó perdida en el punto más infinito de una lámpara de noche que manejaba en su habitación, entonces los recuerdos empezaron a llegar.

-Miau mira, Miau este traje se me ve feo, Miau eres muy bonito, Miau me gustas, ¿Alguna vez te han dicho que pareces gato?, ¿no?, te diré gatito o miau-, sus ojos estaban cristalizados y su mente tan perdida a tal punto que el sonido de su celular lo trajo en sí de nuevo, era jimin, estaba tan insistente que se le hizo extraño, -Oye, ¿podríamos charlar un rato?, no tengo sueño-, mensaje seguido de una llamada entrante, -Wow, tranquilo velocista-, jimin comenzó a reír, como extrañaba esa jodida risita, -¿tragaste payaso o por qué tan chistoso?-, yoongi comenzó a reír ante su comentario grosero, -¿desde cuándo tan confiado y malcriado?-, del otro lado de la línea se escuchó un leve suspiro, -escucha , ¿no has sentido como que ya nos conocemos?, siento una leve inquietud desde que estuvimos tan cerca hoy, es extraño, debo estar loco-, a decir verdad yoongi sabía que no estaba loco, -¿por qué razón piensas que estás loco?, yo no lo creo, siento lo mismo-, jimin se había quedado en silencio, solo se escuchaba su lenta respiración, - ¿podrías quedarte hasta que duerma?, no me siento bien-, yoongi se quedaría todo lo que pudiese con tal de hacerlo sentir tranquilo, -por supuesto Minnie-, después de unos minutos no había ruido del otro lado del celular, suponía que jimin ya se había dormido, pero no colgó hasta que la llamada terminó por parte de jimin.

Su reloj marcaba las 2 a.m, el que no podía dormir ahora era otro recordando el pasado, era como una película vieja y en cámara lenta cada vez que pensaba en ello, en todo lo que había pasado, en lo mucho que había sufrido porque su reino se vino abajo cuando jimin falleció, y porque gracias a los cielos pudo pactar su alma con un dios.

-¿Dalnim?, diosa de la luna-, susurraba yoongi para sí mismo, taehyung le había dicho que podía encontrar esa información en la pequeña biblioteca de pergaminos del reino. Se contaba la leyenda que una mujer hermosa había habitado en el bosque por tanto tiempo, que cierto día simplemente decidió escalar tan alto como pudiese que terminó llegando a la luna, convirtiéndose inmediatamente en diosa por órdenes del dios del universo, mireuk. Se le conocía por su corazón lleno de bondad, -la leyenda cuenta que si vas al bosque y clamas con devoción por ella, te concede un deseo-, se quedó pensativo por un instante, ya sabía que haría esa noche.

-te dejaré ser feliz después de unas cuantas décadas, una vez que lo encuentres puedes disfrutar de él-, abrió sus ojos semi confundido, no sabía a qué hora su cuerpo había cedido al sueño, lo único que sabía era que no quería volver a dormir chueco, nunca más en su vida.

Un golpe seco se escuchó en la habitación, en el suelo se encontraba jimin sobando su cabeza, dio un largo bostezo y restregó sus ojos con un poco de pereza, definitivamente estaba haciendo demasiado frío ese día, no quería siquiera ducharse, pero recordó que hoy vería a yoongi, por lo que se le ocurrió hacer un bonito desastre. No tenía ni la más mínima de idea de cómo se vería, pero lo intentaría, intentaría todo para que se viera bien, así que sin pensarlo mucho comenzó a mezclar el púrpura hasta crear una consistencia lila con el acondicionador, dejándolo toda una hora mientras bailaba frente a su espejo.

-¡MADRE SANTA!, ¿qué te has hecho en el cabello?, taehyung a veces era un poco exagerado, cuidaba de sobre manera el cabello de jimin, pues durante todos estos años siendo mejores amigos, habían ocurrido uno y mil percances, -jimin no me ignores, pequeño engendro. Pero así de una manera hipócrita, debo admitir que me encanta el color-, jimin comenzó a reír, sabía perfectamente lo débil que era cuando las cosas ya estaban hechas. -tae, hoy me saltaré las clases del odioso contigo-, su mejor amigo lo observó sorprendido, jimin nunca hacía eso, pero esta vez era necesario, debía esconderse de yoonie.

El peli plata estaba de mal humor, no había visto a jimin en todo el día, tal vez no iría ese día a su cita, pasaban miles de cosas por su cabeza que ese día había dejado salir a sus clases media hora antes de lo normal, estaba muy perturbado, así que no podía concentrarse en su trabajo, tomó su celular con cautela, le enviaría un mensaje al malcriado, -Park jimin, ¿se puede saber dónde estás?, ¿te echaste para atrás con la apuesta?-, el mensaje iba con una pizca de picardía. Jimin sacó su celular del bolsillo derecho de su pantalón, se encontraba sentado en una banquita del parque central de la Universidad, taehyung hace mucho le había dejado por ir con jungkook a comprar helado, -gatito me envió un mensaje-, su cuerpo comenzó a temblar, sentía que estaba en problemas por haber faltado a las tres clases, vamos esto era estúpido, no estaba en el colegio, mordió su labio en señal de nerviosismo, -NADIE A-, borró el texto, si lo enviaba en mayúsculas sería muy agresivo de su parte, -Nadie se ha retirado, en fin, nos vemos en un rato en la cafetería que mencionaste antes-, soltó un largo suspiro, ¿estaría soñando?.

Even If I Die It's you Donde viven las historias. Descúbrelo ahora