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Las lágrimas del alfa no tardaron en salir aunque para él, esa mancha no tenía forma sabía que era su hijo, su vista se dirigió al omega el cual también lloraba ambos se vieron y se dieron un corto beso mientras se sonreían.

—¿Quieren oír su latido? —pregunto la mujer.

—Si. —respondió el alfa emocionado.

Ambos se vieron y sonrieron al escuchar un suave palpitar ellos estaban emocionados, luego de pedir una fotografía de su hijo agradecieron y se dirigieron a una heladería para cumplir con los deseos del omega.

—Di a. —sonrió el alfa.

Jimin sonrió y abrió la boca recibiendo el sabor dulce del helado, el alfa sonrió mientras se acercaba y le daba un corto beso al omega el cual también sonrió volviendo a besarlo.

—Estoy emocionado. —hablo Jimin. —parecía una semilla pequeña.

—Lo sé. —le acarició el vientre. —seremos unos grandes padres.

—Yoongi. —hablo.

—Si, Jimin. —lo vio.

—¿Qué hubiera pasado si no hubiera sido su destinado y estuviera en estado por usted? —pregunto.

Yoongi lo vio y tomó la mano del omega para besarla, Jimin miraba la mirada pacífica que tenía el alfa el vio como le acarició la mejilla y luego le acarició el vientre.

—Siempre cuidaría de ti y de nuestro cachorro. —sonrió. —no me importaría si fuéramos o no destinados, es nuestro hijo el fruto de nuestro amor. —un leve sonrojo tiñó sus mejillas. —bueno de nuestro amor y de nuestros lobos.

Jimin sonrió y lo beso con amor estaba feliz de escuchar las palabras del alfa, lo abrazó mientras sonreía, el alfa mientras se levantaba y se acercaba a él y se arrodilló para sonreír.

—Eres lo más hermoso que he sido digno de admirar. —habló el alfa. —tú y minimini.

—¿Minimini? —preguntó con una sonrisa el omega.

—Es el apodo de nuestro pequeño. —respondió. —debe de tener un nombre.

—Eres un tonto hyung. —sonrió. —pero me gusta minimini.

El pálido sonrió y le beso la mejilla del castaño el cual lo vio y lo atrajo a él para besarlo en los labios, al alejarse ambos se levantaron para salir de ahí y ver las tiendas Jimin se detuvo en una tienda para verla. El alfa se detuvo y también vio lo que el castaño veía, lo tomó de la mano y le sonrió.

—¿Quieres entrar? —le preguntó.

—¿No es muy pronto? —lo vio preocupado.

—Lo sé, pero solo será un vistazo. —respondió. —además sería bueno una tutoría.

¡Min dame un hijo! [Y.M][#1] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora