~ 𝚂𝚒𝚗 𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛𝚘𝚕 ~ Payton Moormeier

~Estás castigada!~

Estaba yo aquí sentada en unos de los sillones de la discoteca, borracha hasta no mas poder cuando percibo que me hablan.

-perdone señorita, pero tiene que irse vamos a cerrar- dice uno de los camareros

-Como?!?- dije yo alterada por el alcohol -yo no doy ni un puto paso de aquí!!- grité, ya no había nadie dentro de ese lugar, solo yo

El chico intentó agarrarme del brazo para llevarme a la salida, pero pegué un tirón tan fuerte para soltarme que me caí.

-Has visto lo que acabas de hacer idiota?!-

-cuide ese lenguaje y si no se va ya tendrá consecuencias- dijo calmado, pero poniéndose de mal humor

-yo de aquí no me muevo joder!!- volví a decir

-Muy bien, Shannon!!-

De pronto vi como una silueta enorme se acercaba hacia mí muy seguro, me agarró y básicamente me cogió en brazos y me llevó a la salida, yo pataleaba y gritaba, pero era demasiado pequeña comparada con él como para bajarme de sus gigantescos brazos.

Una vez ya fuera no sabía que hacer, estaba desorientada, a las tantas de la mañana y sin un alma por la calle, lo único que se me ocurrió fue llamar a mi mejor amiga, Amelie.

LLAMADA
-Amelie- dije con voz un poco ida
-ey Elena que pasó, estás bien? Es muy tarde-

-e em pu puedes venir a recogerme?
-claro que si tonta donde estás-
-en la discoteca Sunrise-

-Estoy en cinco no te muevas de donde estás, entrada?-
-sip-

-vale te quiero-
-y yo Ame-

FIN DE LA LLAMADA

Y aquí veis mi lado cariñoso, ella es de las únicas que lo puede sacar mi querida Ame, todavía me acuerdo como la conocí.

FLASHBLACK -6 años atrás-
-Hola, perdona si te molesto pero me he perdido- me dice una chica rubia

-eem y sabes donde está tu madre?- dije un poco cortada, nunca había sido muy social

-no, pero te vi y me acerqué parece que conoces esto-

- si, vivo aquí hace mucho, sabes como es tu casa?-

-SI, me puedes acompañar? Porfa porfa porfa- dijo la niña con ilusión

-Claro- esa niña ya se había ganado mi duro corazón

FIN FLASHBACK

Después de eso la acompañé a su casa y nos dijimos nuestros nombre, a partir de ahí yo iba todos los días a su casa a jugar, para mí su vida era perfecta, tenía una buena familia, buena relación con sus padres... y sobre todo alegría radiante, algo que yo no tenía.
Puede que ella fuera gordita, pero era muy sociable y amable, todos le querían.

Después de unos meses, toda su familia me conocía, ahí fue una de las primeras veces en las que me sentí querida, me sentía parte de una familia. Mientras estaba con ellos reía, bailaba, cantaba y... era feliz.

Un pitido me despeja de mis sentimientos.

-Elen, ven vamos a casa- dice abriendo la puerta

-ya voy Ame- como pude me subí al coche y ella arrancó

-Ame me llevarás a mi casa?-

- Si, lo siento pero hoy no te puedes quedar mis padres tienen visita-

-vale no te preocupes, solo me espera una bronca de mis padres- dije para después las dos reír

El resto del camino fue entretenido, Amelie y yo haciendo bromas y riéndonos añadiendo que yo estaba pasadísima de alcohol, cuando pasaron unos minutos ya habíamos llegado a la puerta de mi casa.

-Bueno a llegado a su parada señorita Elena, que la suerte le acompañe- dice sonriente

-Yo también espero que lo haga- las dos reímos -buenas noches Ame-

Le lanzo un beso y ella hace como que lo agarra con su mano, y luego se despide con la mano y arranca hacia su casa.
Acto seguido yo me dirijo hacia la puerta y la abro cuidadosamente como tantas veces lo he hecho, pero a diferencia de las demás, esta vez me encuentro con mis padres furiosos de brazo cruzados.

-Elena Dallas que son estas horas de llegar- dice mi madre furiosa

-Ni siquiera nos habías dicho que salías!- dice mi padre igual que mi madre

-primero, vengo a la hora que me dé la gana y segundo, no tengo que pediros permiso ni vosotros os tenéis que saber mi vida- digo para largarme de allí

-Elena, estás castigada!!- dice mi padre

-Sisi lo que quieras hasta mañana- digo y finalmente cierro la puerta.

Por fin hay paz, ahora mismo seguramente me pondría a pegar rabiosamente el saco de boxeo que cuelga del techo de mi habitación, pero estoy exhausta, entre la borrachera y el cansancio no puedo más.
Solo con tumbarme y tocar la cama, caigo rendida, mañana será un nuevo día.