Te amó porque te odio, te odio porque te amó.

Young Saeng parte 9

Estuve dos días internado en la clínica y mi esposo no fue a verme ni una sola vez, necesitaba tanto de él, de su apoyó de su comprensión, ambos habíamos perdido a nuestro hijo, y necesitaba consuelo y quería consolarlo a él.

Cuando fui dado de alta miraba con ilusión la puerta esperando que llegara por mi para llevarme a casa, pero nunca llegó, el médico se  ofreció a llevarme, yo no quería aceptar su ayuda, no me agradaba para nada, sentía que se burlaba de mí situación, no me gustaba como me habla con sarcasmo y con aires de superioridad como si yo fuera menos que él varias veces estuve tentado a llamar a Junho para que el viniera pero tampoco lo hice ya que seguramente me preguntaría qué había pasado e insistiria en que le dijera  todo y aunque yo lo apreciaba mucho no dejaba de sentirme incómodo por su cercanía con mi padre, aunque fuera solamente laboral, también cruzo por mi cabeza llamarle a Hyun, pero de inmediato deseche esa idea, solamente lo había visto una vez y aunque deseaba verlo tal vez él ya ni siquiera se acordaba de mi, tampoco podía irme sólo, todavía me encontraba un poco débil, así que no me quedo de otra que aceptar que el médico me hiciera el favor de llevarme a mi casa.

En cuanto llegue  me fui a mi cuarto y me acosté a descansar, el trayecto en verdad me agotó, trate de dormir pero no podía conciliar el sueño, tenía miedo que Kyu entrará y me reclamará qué no le dije que estaba embarazo y peor aún, que me culpara a mi por lo sucedido pero al igual que en la clínica, mi esposo brillo por su ausencia.

El dolor no me dejaba ni un solo instante, mis manos acariciaban mi vientre buscando encontrar lo que cruelmente había perdido, la desesperación de no tener junto a mí un hombro en el cuál llorar, unas palabras de consuelo, un amigo, a Jun, necesitaba a baby junto a mí.

Salí a caminar, estar entre esas cuatro paredes de mi cuarto me estaba matando, sin darme cuenta mis pasos me condujeron a la entrada de la empresa donde ví por primera vez a Hyun, sin fuerzas me senté en una de las jardineras que decoraba la entrada principal, las  lágrimas seguían fluyendo de mis ojos, ¿Cómo era posible que después de tanto tiempo siguiera teniendo lágrimas?. Alguien se sentó al lado mío...

_¿Te puedo hacer compañía?

_Hhyun... Hyun...¡¡¡Ohhhh Hyun!!!, --me abracé a él llorando aún con más intensidad.

_Saeng, ¿Que pasó?, tranquilo, ya estoy aquí, contigo

_¡¡¡Lo perdí Hyun!!!, ¡¡¡Perdí a mi bebé!!!...yyo...Kyu...tuve miedo... él no quiere verme...yo corrí...un mareo...no le dije...el dolor... las escaleras...no fué por mi...¡¡¡Perdí a mi bebé!!!...

Yo no podia coordinar las palabras que salían sin sentido de mi boca, quería decir todo pero no decía nada, Hyun me seguia abrazando mientras acariciaba mi espalda tratando de tranquilizarme, me miraba intentando entender lo que yo decía pero era claro que no entendía ni media palabra, yo tampoco entendía...

_,Vamos, acompáñame.

Lo seguí sin preguntar a dónde iríamos, de un momento a otro me encontraba sentado en un sillón dentro de una oficina muy lujosa y a Hyun tomando mi mano acariciando mi mejilla.

_¿Kyu te intento golpear? ¿Hizo algo que te indicara que seria violento contigo?

_¡¡¡No, no!!!, Kyu... él estaba molestó como siempre, el sólo... sólo levanto la voz desesperado por mi tartamudeo.

_¿Entonces porque sentiste la necesidad de huir y ponerte a salvó a ti  y a tu bebé?

_Yo...yo no sé Hyun...soy un co... cobarde...yo solo quiero morirme...

_¡¡¡NO DIGAS ESTUPIDECES!!!, ¡¡¡nunca más vuelvas a decir eso!!!, ¿Has tenido una vida de mierda?, Si, ¿Has cometido error tras error?, Si, ¿Has perdido a tu bebé?, si, triste pero si, llora, grita, rompe cosas, ¿Quieres golpear a alguien?, aquí me tienes haslo, descarga todo ese dolor y frustración que sientes, tienes ese derecho, pero nunca, nunca te rindas, ¿Tienes idea de cuánta gente a punto de morir le ruega al cielo un día más de vida?, tienes el regalo más hermoso de Dios que es la vida, TU VIDA, llena de errores y malas decisiones, pero tuya al final de cuentas, y tienes la obligación de vivirla lo mejor posible.