Sonrisa rota

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Hola, soy Suzanne Smith y tengo 15 años. Tengo amigos de toda la vida como Ethan, July y Summer, pero ni ellos saben lo que me pasa.

Todo empezó un día cuando discutí con mis padres.

-¡Suzanne, por favor! ¡Deja de ser teatrera! ¡Mentirosa!-gritaba mi madre desde la puerta. ¿Por qué estaba así? Porque tuvieron que llamarle desde el instituto debido a que estaba enferma,aunque mi madre no se creía nada. No soy una chica hipocondríaca, es decir, no me hago la enferma para llamar la atención; pero sí me pongo enferma con facilidad. A veces sufro dolores de cabeza muy fuertes, de hecho, muchas veces me mareo por ello. Cuando mi madre me regaña por esto intento llevarlo con serenidad, porque ver como tu madre te llama mentirosa y cuestiona tu estado no creo que sea algo normal. Las broncas con ella son muy frecuentes, tanto que hablar de ellas es habitual. Todo esto que estoy diciendo, lo pensé aquella vez con la que empezó todo. Con la que empezó mi destrucción interna. Solo interna porque por fuera, suelo ser feliz hacia los demás porque no me gusta ver que alguien intenta comprender algo que no logrará nunca entender. Para tener 15 años dicen que soy madura, es mentira. Está demostrado que cuando me enfado y pierdo el control, no soy madura. ¿Cómo pierdo el control? El proceso dura entre 5 y 15 minutos. Empiezo pegando a las paredes o a cualquier cosa que tenga cerca, por eso tengo los nudillos bastante mal, luego lloro debido a lo que he hecho, y para terminar chillo. Es simple. Es rabia acumulada. ¿De dónde viene? De primaria. No era la típica "chica guapa" ni nada de eso, era más bien de las que apenas tenían amigos. Tenía 2 amigas, y a parte de ellas, nadie. Hoy en día tengo más, pero no confío en todas. La vida me ha enseñado a no hacerlo. Cuando era pequeña, se reían de mí, me llamaban de todo: "fea", "gorda", "rara", "tonta"... Podría estar recordando esas dolorosas palabras, pero no quiero volver a estar mal... No tanto. Yo no me enteré de que se reían de mí hasta que abrí los ojos. Ahora todo el mundo me conoce, incluso podría decir que hay gente que me tiene envidia. Pero no saben quién soy realmente. Detrás de esa careta que tiene una sonrisa dibujada, brotan las lágrimas. Muchas veces digo que odio mi vida, lo hago. Tengo la sensación de que tanto mis padres, como gente que se ríe o se reía de mí estarían agradecidos. ¿Y por qué no? Soy un estorbo para todos y lo sé.

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