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Un nuevo día aparece en el pueblo de la gran Karmaland fijando el escenario en un pequeño comisario emocionado preparando un pequeño maletín para su viaje al pueblimo vecinos para afrentar la aventura de su vida.

Ser mentor de 4 chicos en formación guerrera que son más desmadrosos que sus propios amigos.

Sonaba muy bien en su cabeza, pensó un segundo tras soltar una carcajada enorme asustando a su mascota que lo acompañaba a hacer la maleta.

Lastimosamente, no podría llevar a Jimmy al pueblo maldito, tenía miedo que algún zombie o criatura extraña matara a su cariñoso compañero y el tuviera una enorme pena a fondo de su corazón.

Pensó en dejarlo encerrado en casa con abundante comida mientras el pasaba el invierno al otro lado de su hogar, pero una mejor idea rodó su cabeza, se arrepentiría pero quería confiar en su compañero por última vez en su vida.

—Mi Jimmy, es hora de que me acompañes a dejarte con tú nuevo amigo durante mi aventura—Musito Alex acariciando los cabellos de la gallina-dragón que ronroneo.

El azabache rió ante ese gesto infantil de su mascota colocando su morral a hombros tras dar la última vista a su casa, extrañaría levantarse en su comoda cama junto a su fiel mascota, extrañaría el olor a humedad que quedaba impregnado en las paredes en epocas de invierno.

No obstante, sería un par de meses y luego, volvería feliz a su morada con su misión cumplida.

—¡Al cartel, Jimmy!—

Dicho eso, ambos seres humanos dirigieron sus pasos al famoso cartel donde gran parte de los heroés estaran para darle su despedida antes de partir.

Camino emocionado saludando a cada pueblerino de esa pequeña comunidad que le deseaba prospera suerte en su viaje al otro rincón fuera de Karmaland, sentía una pequeña presión en su pecho.

No sabía él porque, solo que llegó al puente que subía directo al cartel llegó la imagen de la casa del hibrido de buho a sus ojos permitiendole a su rostro marcsr una mueca de tristeza.

Fargan era especial para él, sumamente, único para su corazón, consideraba a ese castaño de mechones amarillos su mejor confidente a la hora de cometer bobadas para distraerse.

Incluso, mantuvo un largo secreto de su enamoramiento hacía él que progresivamente, se quebrantó al enterarse que él era aquel enmascarado que intentó arrebatar su vida.

Un leve empujón logró despertarlo de su ensoñación agachando la vista a su mascota que jaloneaba la corre para continuar a su destino, por eso agradecía con él corazón tener a una persona en su vida que no lo juzgará y no quisiera mentirle.

Era un lindo sentimiento.

Sin más que pensar, siguió su camino a la entrada del cartel sin saber que a lo lejos un hibrido de búho lo miraba con nostalgia tras seguir su camino a quién sabe donde.

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Finalmente, llegó a la entrada de su destino recibiendo un millón de saludos por parte de sus amigos que se lanzaron a abrazarlo en forma de despedida.

Todos conocían al menor como friolento en actitud pero, a veces se permitía ser sentimental en algunos momentos.

Pocos, la verdad.

—¡Alex! ¡Mucho exito en tú viaje!—Proclamo entusiasmado Luzu abrazando fuertemente al menor.

Alex agradeció tener el casco puesto por el tremendo sonrojo que coloreaba su rostro a lo que prefirió soltar una risilla caracteristica suya.

—Hombre Luzu, deja de ser tan joto—Contraatacó Alex ganandose un coscorrón del mayor.

Todos rieron por unos segundos tras empezar a despedir al menor de los guerreros, para sorpresa del azabache, recibió pequeños regalos que según sus amigos le servirian para el viaje.

El líder del grupo comenzó.

Vegetta le entregó un juego de espadas que servian para los entrenamientos, Luzu le dió una mochila llena de TNT y explosivos para defenderse, Lolito y Auron extrañamente le entregaron una caja sellada que le advirtieron no abrir hasta que llegará al pueblo, Rubius a  pesar que no convivieran tanto como antes le entrego un conjuto deportivo magico que le serviria mejor que una armadura.

Juraba que eso era SUPER ilegal pero, prefirió no decir nada.

Por último, Willy lo observó fríamente recibiendo en sus manos la correa que protegía a Jimmy de escaparse, si, había decidido dejar a su precioso con el albino.

—Si notó algo cambiado a Jimmy, juralo que te arrancó los huevos Willy—Reprochó el de casco blanco recibiendo una risa del mayor.

—Que va enano, estará bien cuidado—Tras decir eso, abrazó al azabache dejando a todos sorprendidos.

¿A que se debía eso?

Alex no iba a negar que extrañaba al albino, pero debía mantener su imagen porque no iba a dejar que lo engañaran de nuevo.

—Willy, tío ¿Estás llorando?—La voz de Auron llegó a oidos de policía embozando un gesto de asombro.

Esto era nuevo.

—Idiota, deja de llorar que me voy a sentir mal—Reclamo nuevamente el menor abrazandolo por la cintura ocultando su rostro en el pecho ajeno.

Si así se sentía abrazar a una persona que costaba perdonar, imaginate volver a perdonar a quién amabas y confiabas toda tú vida.

El azabache se separo ocultando debajo de ese casco aquella sonrisa tras palmear unas cuantas veces el hombro del ojiverde que secaba sus lágrimas, era hora.

—Vegetta, me voy. Te enviaré reporte de los chicos cada vez que vea progresó—Dijo Alex parandose firme ante su líder.

Vegetta solo sonrió.

—Se que lo harás, Alex. Te deseo suerte—

Así fue la despedida de Alex durante unos meses para dirigirse al pueblo maldito a cumplir su misión.

Sin Nombre | [Fargexby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora