Luna nueva

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¿Te gustaría unirte a mi gremio?

La voz de Renji resonó no solo en su cabeza, sino en su corazón. Era una decisión dura, muy dura.

Miró una vez más al chico que la había acompañado, aquel que no había exigido nada más que un poco de su tiempo y que ahora le ofrecía un nuevo comienzo; y la pregunta se plantó en lo profundo de su ser: ¿se uniría a un nuevo gremio?

Eran palabras mayores, definitivamente, e implicaban cortar ese cordón umbilical que aún la ataba a todos aquellos recuerdos; a esas esperanzas ocultas, no dichas. Aquellas que aún intentaban escapar de la cajita en donde había guardado todo en su corazón.

Apretó sus manos, formando un puño que arrancó el pasto del suelo y Renji suavizó su mirada; como si realmente comprendiera todo aquello que Lucy jamás le había contado.

- La marca que llevas es de Fairy Tail ¿no?- preguntó.

Lucy asintió, sin decir nada, y tal vez, un poco asustada o intimidada.

- Sé que se desbandaron- continuó- y no te estoy pidiendo que borres la marca.

Ella inmediatamente volteó su cabeza y miró al chico con sorpresa, sin entender y Renji sonrió, de una forma tan cálida que Lucy casi responde con una sonrisa.

- Puedes unirte temporalmente- le dijo- no es necesario que saques tu marca, ni que jures lealtad. Serás libre de irte cuando lo consideres.

Renji le estaba pidiendo unirse sin ataduras, ser parte de algo nuevamente, pero sin presiones, y sin querer, le estaba dando una segunda oportunidad a Lucy. La oportunidad que necesitaba para recuperarse y sanar sus heridas.

- ¿Entonces...-sacó al fin la voz Lucy- podré tomar misiones?

Él asintió, mucho mas relajado de la respuesta que estaba dando la chica y el entusiasmo que por primera vez estaba mostrando. 

No sabía porque le agradaba tanto compartir con ella, ni porqué la buscaba desde el primer momento, pero algo en Lucy despertaba su instinto protector. Tal vez eran sus ojos tristes o su expresión siempre neutra; quizás, el hecho de que su mirada siempre estuviera lejos; no lo sabía, pero se sentía en la imperiosa necesidad de acompañarla.

Pero había algo más, algo contradictorio a todo lo anterior, que lo motivaba y que ella también inspiraba con tan solo mirarla; Lucy era una guerrera y de eso no cabía dudas, y el solo hecho de que estuviera ahí, después de los problemas que parecía tener, del sufrimiento que parecía llevar, eran prueba suficiente de lo valiente y fuerte que era. Y él quería eso, Renji quería ser fuerte como ella. 

- Entonces, ¿eso es un sí?

- Sí.

Sí, era un sí; era el primer paso a conciencia que se estaba obligando a dar para salir adelante. Ella había tocado fondo, de una forma silenciosa, personal y oculta, y ahora había llegado el momento de salir a flote. Paso a paso.

Sonrió. Sonrió de verdad, como esas sonrisas que fácilmente tenía antes, aquellas que usaba en Fairy Tail, con Natsu; pero ahora sonrió para Renji, el chico que realmente estaba ahí.

Renji se levantó, con el atardecer a su espalda, y una expresión divertida en su rostro; estiró su mano hacia la chica para ayudarle a levantarse y Lucy la tomó sin dudar, y una vez que estuvo de pie, frente a él , no la soltó.

- Una cosa más- le dijo- ¿Serías mi compañera?

Terror.

Sus ojos mostraron terror por un segundo y luego se recompuso, y su mirada se centró en la de su acompañante, evaluando; y él, entendiendo que era un proceso, esperó paciente a que ella ordenara sus ideas. Estaba seguro de que todo valdría la pena.

Lucy miró a Renji y le fue imposible no recordar a Natsu y Happy, y aquel día en el que se volvieron un equipo. Y luego, como si el tiempo se detuviera, todos aquellos preciados recuerdos aparecieron frente a ella, aquellos con su equipo, con sus amigos. Como si le estuvieran reclamando una traición, como si ella estuviera haciendo algo malo; lo cual era estúpido porque ellos la habían abandonado. 

Era estúpido porque ellos habían sido egoístas, y habían pensado en su propio dolor, sin importarle que ella también estaba sufriendo. Natsu, Gray y Erza, incluso Mira y Cana, todos se habían ido y cuando ella envió sus cartas intentando contactarlos ninguno respondió. Como si jamás hubiesen tenido contacto algo, y fueran simples desconocidos.

Clavó su mirada en Renji, suspiró y sonrió: Renji no era Natsu.

- Sí.

Sin previo aviso, el chico saltó de alegría y con ello, tomó a Lucy y la alzó en sus brazos, feliz y riendo. Con una risa tan contagiosa que ella, sin pensarlo, se vio riendo con él.

Renji era una caja de sorpresas.

Luego de una disculpa, tomó su mano y corrió con ella al pequeño gremio de Dalias, el pueblo en donde ahora vivía.

Era un pequeño edificio, con una entrada de madera y decorada con flores, y un tímido letrero que se alzaba con letras blancas : "Luna Nueva". 

El interior era mucho más bonito que la entrada y bastante más cálido que cualquier cosa que ella pudo imaginar. No era un Bar como Fairy Tail, ni menos habían peleas como parte del día a día; no, nada de eso. Luna Nueva era un gremio con ambiente familiar, una gran casa antigua, con una sala de estar preciosa y sillones por doquier. Gente conversando animadamente y un tablero de misiones; y al final, pero siempre compartiendo con todos, se encontraba el maestro.

Tal como Makarov, era un hombre ya viejo, pero amable e inmediatamente se acercó cuando Renji ingresó con ella. Y Lucy, no pudo sentir en ningún momento miedo.

Renji explicó cuidadosamente la situación, indicando que había traído a Lucy para unirse pero no se sacaría su marca de Fairy Tail; y tal y como se esperaba, el viejo sonrió satisfecho.

- Lucy- se dirigió el maestro- bienvenida a Luna Nueva.

Ella asintió con un leve movimiento de cabeza.

- Sé que nunca seremos como Fairy Tail, pero te ofrezco un hogar, una familia para siempre- continuó- y con eso me refiero a, incluso, cuando decidas marcharte. Porque mis hijos, siempre serán mis hijos hagan lo que hagan.

Lucy apretó la mano de Renji, buscando fuerzas y él respondió sin soltarla.

- Así que dime Lucy- dijo el maestro- ¿serás parte de mi familia?

Por primera vez en mucho tiempo, los ojos de Lucy brillaron, como si estuviera frente a una nueva aventura y su mirada se tornó decidida.

- Sí, quiero pertenecer a su familia.

Y así, con una nueva familia, Lucy aceptó a Luna Nueva en su corazón, en su vida; y un lució contenta un nuevo tatuaje justo en su clavícula izquierda.

Este sería el inicio de nuevas aventuras.


No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora