Star Dress

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Los meses habían pasado, y las misiones con Renji en su nuevo gremio ya se habían convertido parte de su día a día. Y así, poco a poco, pedacito a pedacito, el espíritu de la maga estelar comenzó a reconstruirse.

Muy pronto, se vio anhelando nuevas aventuras; y poco después, retomó la escritura. La pasión estaba volviendo.

Habían quedado de juntarse temprano ese día y partir con la misión, pero ella se había acelerado un poco y le sobró tiempo, así que se sentó en la rivera de un pequeño río que atravesaba el pueblo. A veces hacia eso, a veces el sueño la abandonaba temprano y los pensamientos, los recuerdos, volvían a atraparla.

Mientras contemplaba el amanecer, sacó de su bolsillo la llave rota de Acuario y como en tantas otras oportunidades, dejó que sus pensamientos fluyeran; ahora sin tanto dolor.

No se arrepentía, jamás lo haría; había sido para salvar a sus amigos, a todos y no había más opciones. Pero, aún cuando hubiese sido la última alternativa, la única, el sacrificio no dejaba de doler y la culpa no dejaba de ocupar su corazón. ¿Algún día podría mirar atrás y no sentirse así?

Renji se acercó, sin ser notado y se sentó a su lado, observándola con mirada compasiva.

- ¿Quieres hablar de ello?

Lejos de asustarse, Lucy llevó su mirada a su compañero y sonrió con tranquilidad.

- Todavía no.

Él asintió, calmado y llevó su mirada al frente.

- Quiero escucharte- le dijo- estaré esperando.

Ambos se levantaron y partieron a su misión.

***

Estaba cansado, sucio y probablemente necesitaba un buen baño; pero las cosas por fin estaban dando resultado. El fruto de su viaje, de su entrenamiento estaba comenzando a notarse y estaba seguro de que esta nueva técnica sería de mucha utilidad.

Sonrió.

Se sentó a respirar el aroma del bosque, desde la altura, en la enorme montaña en la que se encontraba junto a su fiel compañero felino; cerró sus ojos y dejó su mente libre. Y como esperaba, la imagen de una hermosa cabellera rubia y grandes ojos chocolates se apoderó de él; la extrañaba.

La extrañaba más de lo que creyó posible al inicio de ese viaje y se sintió idiota de no haberlo considerado antes. De no haber notado lo que le ocurría antes de marcharse.

¿Cómo estaría?,¿Cuantas misiones habría hecho?,¿El pervertido de Gray la cuidaría?

Pero había una pregunta que superaba a todas las demás, una que lo carcomía y que a veces no lo dejaba dormir: ¿Lo extrañaría?

- Ne, Natsu- habló Happy sentándose sobre su cabeza- extraño a Lucy.

- Yo también- respondió usando su clásica y segura sonrisa.

- ¿Volvemos? Ya no quiero dormir en el suelo, quiero la cama de Lucy.

Miró al horizonte, mientras pensaba en lo mucho que él también extrañaba esos momentos y luego, volvió su vista a su brazo vendado.

- Solo un poco más- respondió- un poco más para dominar esto y volveremos con ella.

Solo debía tener un poco más de paciencia, un poco más de fuerza de voluntad y volvería donde su compañera; y esta vez, no tenía pensado marcharse, al menos, no sin ella.

No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora