Fairy Tail

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Su corazón se detuvo un instante al escuchar su voz y luchó contra el deseo de gritar, huir o simplemente correr hacia él; estaba confundida, horriblemente confundida.

- Lucy

Suspiró, se calmó y volvió a su máscara de madurez y tranquilidad.

- Natsu.

La miró a los ojos y supo que aquello era una mentira; esta vez, leyó con claridad todos aquellos gestos de su amiga que indicaban lo que su rostro quería ocultar.

Lucy siempre había sido transparente y él había estado ciego.

Acortó las distancias rápidamente, temeroso de que ella volviera a irse o que, tal vez, fuera una ilusión. Porque este reencuentro no era como el de los juegos, ingenuo e infantil; no, esto era mucho más.

Este era Natsu desesperado.

Pasó sus manos por su cintura y la atrapó en un abrazo de acero, irrompible, fuerte; queriendo grabar a fuego, con sus propias llamas, cada cosa que le quería decir y que no se atrevía; y la envolvió con su cuerpo como si quisiera protegerla.

Hundió su rostro en sus cabellos dorados que tanto extraño, y aspiró su aroma embriagante; aquel que todo el tiempo buscaba y que parecía querer escapar.

La extrañaba tanto...

Lucy se tensó ante el ataque, perdiendo toda capacidad de hablar o decir palabras coherentes; después de todo, era la primera vez que él hacía algo así.

- Perdón- dijo él en un susurro- Luce, perdóname.

Ella no dijo nada, intentando entender porqué se disculpaba y que hacía ahí, así. Y tal vez lo sabía, tal ves sí entendía que hacía ahí y de que hablaba, pero prefería no asumirlo; si lo hacía, se quebraría ahí mismo.

Si lo asumía, significaría que Natsu se había dado cuenta y ella no tendría que aparentar más.

- No sabía-continuó- no tenía idea de lo de Acuario.

Lucy se rompió.

Esas simples palabras fueron todo lo que bastó para quebrar todas las defensas y finalmente llorar.

No fue un llanto violento, ni ahogado, ni mucho menos escandaloso. Era esa clase de llanto tranquilo, pesado pero libre; aquel que cae cuando ya has aceptado las cosas y queda el dolor.

Y Lucy había aceptado la realidad hace mucho, y ahora esperaba que dejara de doler; ahora estaba aprendiendo a vivir con aquello.

Estas eran lágrimas gruesas, transparentes y calmas, donde ella estaba botando todo su resentimiento, todo el dolor del abandono y daba paso al perdón.

Ella estaba perdonando a Natsu y a si misma.

Elevó sus manos y las dejó descansar en la espalda de su compañero, devolviendo el abrazo y aceptando sus palabras.

Aquellas que ahora eran reconfortantes.

- Por favor, Lucy- continuó- déjame estar ahí, buscaremos la llave juntos.

***

La noche cayó en medio del reencuentro y se movieron a un sector del bosque para acampar; comieron con tranquilidad y conversaron de cosas simples, sin presionar el asunto por el momento, pero entendiendo que tenían una conversación pendiente.

La noche era fría y él, convenientemente no había traído su saco de dormir.

- Hablaré con Virgo para que te traiga uno del mundo celestial.

No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora